Podemos estar hablando de la trayectoria de Chucho y quizás nos faltaría espacio. Y mucho más si hablamos de lo que le ha dado Fernando Alfaro a la música y quizás él todavía no ha recogido. Lo de Surfin’ Bichos fue en ese tiempo sembrar en el desierto, sabiendo que no va a florecer nada, pero haciendo lo que más les gustaba, con un estilo inconfundible, ese que después siguieron con Mercromina y Chucho.
Ahora nace otro capítulo en este largo viaje, la de “Un Corazón Roto y Brillante” (Intromúsica, 2020). Mucho más fresco y más vitalista, algo que quizás no sea compatible con la razón del disco. Fernando Alfaro habla de una ruptura, como muchos otros discos, pero lo hace desde un punto de vista diferente, bastante más enérgico. Las rupturas no tienen porque estar llenas de tristeza y ahora, el perro del rock, lo demuestra con este nuevo álbum que podemos llegar a calificar de excepcional. De lo mejor del año, de este al que queremos tirar a la basura. Suena a lo que Alfaro, junto a Juan Carlos Rodríguez y Javier Fernández, quiere que suene. Hay Costello, Blondie, Pixies y Devo. Hay surf, indie, blues, vals, nashville e incluso algo de spaghetti western. Hay de todo y encima bien hecho, creado y elaborado, con elegancia y con un fondo que lo vuelve imprescindible.