LIGHTSHIPS
ELECTRIC CABLES
DOMINO -- OCTUBRE 2012
santi hernández
Primer disco en solitario del Gerard Love, bajista de Teenage Fanclub, mítica banda escocesa de los noventa aún en activo. Siendo Gerard responsable, en mi humilde opinión, de las canciones más bonitas de los Fannies, las ganas de escuchar y descubrir la propuesta de Gerard en solitario están justificadas. Hay que reconocer que es casi inevitable hacer paralelismos con la banda original cuando se trata de discos en solitario de grupos a los que les pertenece un trozo de historia de la música popular. Escuchado este disco no podemos negar que la cabra tira al monte. ¡Y qué monte! Un monte llamado Glasgow donde se suelen reunir creadores de auténticos himnos generacionales como Brendan O’hare (baterista en los primeros discos de TFC), Tom Crossley (The Pastels) y Bob Kildea (Belle and Sebastian) quienes sentados al mantel de picnic que Gerard ha organizado han consumado un buen disco: “Electric Cables”. Cada tema es una colección de frases musicales donde se van superponiendo melodías sencillas hasta conseguir un caleidoscópico armazón tan enmarañado, y a la vez tan regular que, llegado el momento, no sabes a cuál atender. Concentrarse en la primera guitarra para luego quedar ensimismado con la línea de bajo para acabar tarareando la voz que a veces parece un falsete es de lo más divertido de este disco. No habrá dos escuchas iguales. Por lo tanto, así se inaugura el disco. “Two lines” con su hipnótico arpegio que no dejará de sonar durante los casi cuatro minutos de la canción. “Muddy rivers”, para seguir con el giro del caleidoscopio, rompe la etérea introducción al tema con un golpe de caja que libera la canción casi lisérgica. Por otro lado, “Sweetness in her spark” tiene un detalle rítmico de una guitarra que se desconecta del ampli que no querrás perderle el oído durante la canción. Canción redonda gracias al solo de guitarra con el que finaliza. “Silver and gold” cantada en casi falsete, acabaría una supuesta cara A del disco. La cara B son canciones menos emocionantes que sin ser malas, es verdad que no dejan el poso sobrecogedor de la primera cara. Para no desmerecer al conjunto, el último tema del disco “Sunlight to the dawn” vuelve a retomar el hipnótico espíritu del principio. Excelente la elección del tema para el final. Como los postres después de una buena comida, esta canción deja el buen gusto en el paladar para no dejar a “Electric Cables” olvidado entre los discos del montón. En definitiva, este disco debut de Gerard Love bajo el alias de Lightships es uno de esos discos que hace pasar un rato delicioso cuando el cuerpo y/o la mente pide abstracción.