FESTIVAL TOMAVISTAS. CON V DE VICTORIA.
Madrid. 24 y 25 de mayo de 2019. Parque Enrique Tierno Galván
La quinta (V) edición del festival Tomavistas se presentaba de lo más apetecible con un cartel variado y atractivo, liderado por grupos internacionales como Beach House, Deerhunter o Spiritualized y grupos nacionales como Triángulo de Amor Bizarro, Morgan, Mucho o Joe Crepúsculo; un listado alejado, una vez más, de los carteles idénticos y repetitivos que copan el verano festivalero. Marca del festival es también el recinto, el Parque Tierno Galván, un enclave inmejorable por su auditorio natural y el toque verde que aportan árboles y césped que redondean la experiencia para familias y grupos de amigos. Si bien, este año el aforo nos hizo sentirnos incómodos en algunas situaciones como el cambio entre escenarios o las horas punta en los food trucks.
VIERNES. Teníamos muchas ganas de ver a Niña Coyote eta Chico Tornado pues su nuevo disco “Aitzstar” (Pozoi Records, 2019) tiene enganchada a toda la redacción. Su directo resulta simplemente arrollador, el dúo formado por Koldo Soret a la guitarra y Úrsula Strong a la batería consiguen un sonido apabullante y demoledor, sorprendiendo y dejando con la boca abierta a todos a aquellos que por su fuerza y contundencia desconocían que en su formación solo hay dos componentes. El santanderino Ángel Stanich fue el encargado de estrenar el escenario principal junto con la bandaza de la que se acompaña habitualmente. Con la bandera de Antigua y Barbuda presidiendo el escenario como estandarte de la gira de su último trabajo al que da nombre, Stanich ofreció un concierto divertido y convincente, en continúo ascenso, con el que hicieron bailar y saltar al público que llenaba la pista del auditorio de forma mucho más numerosa que a esta hora en años anteriores.
Otra de las bandas marcadas en rojo en nuestro planning era Los Estanques, quienes con su tercer disco se han convertido en una de las sensaciones del momento. El escenario más pequeño del festival, cuya ubicación y montaje dificulta notablemente la correcta propagación del sonido y su visualización, limitando el espectáculo, se quedó insultantemente sobrepasado ante la energía y madurez con la que Los Estanques desarrollaron su rock psicodélico de influencia setentera para hacer las delicias de los que allí nos encontrábamos. Si aún no los has oído, deja lo que estés haciendo y deja que Los Estanques hagan explotar tu cabeza.
Un valor seguro, imprescindibles en mi festival personal son los Triángulo de Amor Bizarro. El cuarteto gallego volvía al Tomavistas, en el que se sienten como en casa, con la promesa de estrenar alguno de los temas que formarán parte de su nuevo y esperadísimo disco, en cuya grabación se encuentran inmersos y que probablemente verá la luz en el otoño de 2019. Reforzando su idea primigenia de ruido, intensidad y velocidad, sus nuevas canciones sirven para apuntalar un set list impresionante, cargado de trallazos que ya forman parte de la historia del indie de este país. Cala Vento llegaban a Madrid para presentar “Balanceo” (Montgrí, 2019) que fue nuestro disco del mes de marzo y sin duda uno de los discos del año. Absolutamente consolidados en la escena indie y lejos de relajaciones, Aleix y Joan ahondan en su apuesta por melodías pegadizas y directas para alcanzar su consagración con las continuas muestras de poder que realizan cada vez que se suben a un escenario. En el Tomavistas no podían ser menos y tras una densa cortina de humo dieron una auténtica lección de rock, todo un ejemplo para los aficionados de todas las edades como nuestros #MiniReporteros que aún aguantaron para ver a sus ídolos.
La noche de Madrid se vestía de gala, negra y respetuosa, para dar la bienvenida a los texanos Cigarettes After Sex, que dos años después de la publicación de su primer y elogiado homónimo álbum siguen encandilando con su directo íntimo y espiritual en que el dulce ambient pop ideado por Greg González se abre paso desde la mínima iluminación del escenario y a través de melodías delicadas, sin florituras, hasta lo más profundo de nuestras mentes donde se aloja y enamora. Para redondear la noche los Beach House, volvieron a demostrar su innegable clase con un concierto mágico. Con un setlist similar a su última visita a Madrid de hace unos meses en La Riviera los de Baltimore presentaron su último y más ecléctico LP, “7” (Subpop, 2018), con el que han conseguido alcanzar de nuevo la capacidad de emocionar de sus primera etapas. Beach House ha renacido.
SÁBADO. El sábado decidimos tomar la cañas en el Tierno Galván, exprimiendo una de las grandes bondades del recinto y es que se disfruta de forma especial de “tardeo”, cerveza en mano, ya sea bajo el rico sol madrileño o tumbado a la sombra de un árbol. Para acompañarnos, el combo que forma Soleá Morente con Napoleón Solo, unión que consigue que las virtudes de ambos por separado se magnifiquen y las canciones del segundo LP de la Morente, “Ole lorelei” (El Volcán Música, 2019), se adentren en el río de las bases de la fusión pop flamenco y se surjan empapadas de festividad y sentimiento. Para continuar la tarde de fusión musical, Enric Montefusco, volvía al Tomavistas tras ser elegido como uno de los mejores conciertos de la edición pasada... Todavía tenemos grabado en nuestra memoria el final en el que Montefusco y los suyos bajaron a la pista del auditorio para interpretar varias de sus canciones en formato acústico. Esta vez llegaba con nuevo y muy reciente LP bajo el brazo, “Diagonal” (El Segell, 2019), que continúa y refuerza su la línea de unir música tradicional, poesía y letras reivindicativas, para entregar un emocionante y sobresaliente concierto que finalizaron volviendo a compartir sus canciones entre el público totalmente desenchufados. Momentos que ya forman parte de la historia del festival.
Morgan, ganadores por goleada de los últimos premios MIN, simplemente fueron Morgan sobre el escenario, una superbanda liderada por una carismática y potente voz con grandísimas canciones y mejores interpretaciones. Decimos simplemente, empujados por la infalible hoja de servicio que presentan los del “Sargento de Hierro”, que ya sea en salas o festivales consiguen impresionar y conmover a partes iguales. Yawners, proyecto personal de Elena Nieto, aprovecharon con tremendo descaro la oportunidad brindada por el festival para desplegar su fresco pop-punk de guitarras noventeras que tanto nos gusta y que vive un nuevo resurgimiento, presentando su “Just Calm Down” (La Castanya, 2019) en un frenético e imparable concierto.
Carolina Durante, convertidos ya en fenómeno generacional y con su anhelado largo en el mercado no consiguieron subir de categoría de banda prometedora a la de realidades, aun jugando en casa, con un concierto plano, mal ejecutado y carente de actitud. Que sí, que se formó un pogo en las primeras filas, que cantamos varios de sus pegadizos y conocidos estribillos, que Cayetano es todo un himno, pero tendrán que demostrar mucho más que lo que vimos el pasado sábado para mantenerse en la cresta de la ola. De la ola de los Carolina al mar en calma tensa de Spiritualized hay un abismo estilístico e instrumental, el proyecto que Jason Pierce creaba allá por 1990 se cataloga dentro del rock espacial, pero sus continuos experimentos le ha llevado a coquetear con el dream pop, el art rock e incluso el rock experimental entre otros. Para su esperada visita a Madrid, Jason se acompañó de un coro gospel y de una banda experimentada para convertir su concierto en una sosegada muestra de rock cocinado a fuego lento, digna de los mejores chefs.
“¿Hay alguien en casa?” (Kartoffel Kollektiv, 2019) es el primer disco de Mucho concebido absolutamente por Martí Perarnau y que además ha llegado acompañado de un cambio en la formación de la banda. En muchos conciertos de salas Mucho se ha reducido a un solitario Perarnau interactuando con sus teclados y samplers, sin embargo para este Tomavistas la apuesta de Mucho fue a todo o nada. Y salió todo. Con los titanes Ricky Falner, Xavi Molero, Emilio Saiz y Víctor Valiente a su izquierda el dios dorado de lo cósmico se alzó entre sus teclados para ascender a los cielos con un bolo de época, en el que nos hizo bailar hasta reventar. Una auténtica gozada y quizás el mejor concierto de este V Tomavistas. Tras presenciar el ascenso a los cielos de Mucho y su banda, Deerhunter nos envolvía con su psicodelia post-punk de corte oscuro, descarnado, y aunque el sonido de la banda de Atlanta no estuvo a la altura de las expectativas, sus canciones sí que consiguieron hacernos viajar por los más recóndito de la mente de su carismático (muy a su pesar) líder, Bradford Cox. Misticismo en estado puro.
Y qué mejor manera de despedir un festival que con la fiesta verbenera que nos tenía preparada Joe Crepúsculo. Una de las míticas, de las que recordar durante años. Los ingredientes: una elección de canciones con sus mejores y más grandes éxitos, un Tomasito totalmente entregado, un barman sirviendo cócteles durante todo el concierto y un “señor Yoel” en estado de gracia. La guinda, que en este caso reventó el pastel, la aparición de Nacho Vigalondo y todos sus amigos sobre el escenario junto con la visualización del magnético cuerpo desnudo de Tomasito bailando al son de “Mi Fábrica de Baile”. Inolvidable.
Así cerrábamos la quinta edición del Tomavistas. Un festival que volvió a demostrar la potencia de sus conocidas virtudes para llevarse una gran victoria a casa, triunfo con el que continua su crecimiento y ascenso en el escalafón festivalero, a la vez que se instala en la parte alta de la categoría de festivales eclécticos a nivel nacional.