SOY LEYENDA. Richard Matheson

soy leyenda05

Texto: Eduardo López-Romero

¿Intentaba la naturaleza, de algún modo, sobrevivir en él?

continuación os resumo en unas líneas otro de los libros que he leído hace poco tiempo. Lo he escogido por que existe una versión cinematográfica con el mismo nombre, con lo que pretendo llamar vuestra atención sobre este artículo. Las diferencias entre la obra literaria y la película son notables, perdiéndose en esta última la idea más interesante de la novela: una nueva raza evolucionada puebla la tierra desapareciendo por completo la estirpe humana.

soy leyenda00EL AUTOR

Richard Matheson, considerado como “uno de los mejores escritores del siglo XX”. Nació en Nueva Jersey (EEUU) en 1926 y publicó su primer relato, “Nacido de hombre y mujer”, en 1951. Ha escrito numerosos guiones de cine y televisión, y varios de sus relatos han sido llevados a la pantalla. De su obra literaria cabe destacar: la anteriormente citada “Nacido de hombre y mujer”, “Soy leyenda” (1954), “El hombre menguante” (1956) y “Las playas del espacio” (1957).

Es un escritor profusamente premiado. Entre los premios que ha obtenido se hallan el World Fantasy (1976, 1978, 1984, 1990), el Stoker (1990, 1991), el International Horror Guild Award (2000), el Retro Hugo (2001), el Lotus (1990), el Readercon (1990) y el British Fantasy (1996).

Es interesante destacar el año en el que Richard Matheson escribió esta historia, 1954, hace sesenta y un años. Sin embargo, el tema sigue vigente hoy en día con la publicación de multitud de novelas sobre el vampirismo.

LA HISTORIA

Los hechos transcurren en EEUU en el año 1976 (para el escritor este año es el futuro). Se nos muestra la vida de una persona de un barrio periférico de una gran ciudad. En su día a día, esta solitaria persona, Robert Neville, realiza una extraña rutina: coloca tiras de dientes de ajo en puertas y ventanas, revisa las carpinterías ya que las tiene tapadas con tablones de madera, coloca una red en el invernadero y tiene un grupo electrógeno en el garaje. La antigua habitación de su hija es ahora un almacén colmado de objetos poco habituales, más por el número de ellos que por sí mismos. Se deja entrever que él se prepara para un acontecimiento próximo.

Llegada la noche descubrimos que la soledad de Robert se termina y multitud de seres, a los que podríamos denominar vampiros, merodean alrededor de la casa intentando clavar sus colmillos en el inquilino barbudo y amargado.

Esta no es la típica historia de vampiros a la que hoy en día estamos acostumbrados. El tema se enfoca con mucha naturalidad intentando justificar todo lo que está sucediendo en la ciudad y en el planeta. El protagonista va realizando experimentos para desmitificar el mito del vampiro y encontrar una respuesta a todas sus preguntas, temores y, sobre todo, a su soledad.

A lo largo de su periplo se cruzará con vecinos, conocidos y amigos que ahora son otro tipo de “personas”. Algunos morirán a sus manos y otros servirán para teorizar sobre una cura a la enfermedad. Estos enfermos solamente salen de noche, suelen ser débiles, delgados, de piel blanquecina y no se organizan entre ellos. Pasan hambre y terminan atacándose unos a otros. Neville les observa desde su “fortaleza” desesperándose noche tras noche hasta plantearse su propia muerte. El círculo vicioso en el que se ha convertido su solitaria vida llega a ser más duro para él que el hecho de estar rodeado de misteriosos y peligrosos conciudadanos.

El escritor nos muestra una ciudad completamente vacía por lo que Robert Neville se mueve a su antojo con un solo condicionante, a la hora del crepúsculo debe estar en casa.

En la última parte del libro, Robert encuentra a una mujer con la que se ilusiona. Sin él saberlo, ha sido observado durante el tiempo en el que se movía por la ciudad creyéndose un alma solitaria. Su nueva compañera pertenece al grupo que le observa sin cesar con la misma atenta curiosidad con la que él acecha a los vampiros. Esta nueva relación llevará a Robert Neville a ser leyenda.

soy leyenda01soy leyenda02soy leyenda03soy leyenda04

 

TEMAS DESTACABLES

Binomios.

El relato trata sobre la soledad y el aislamiento reflexionando sobre binomios como normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera convención derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente. Para los vampiros, seres humanos afectados por un virus, el extraño es Robert Neville, ese hombre solitario perteneciente a una raza ya extinguida. Para Robert y para el lector, “los malos” son ellos, los seres de colmillos afilados.

El protagonista: Robert Neville.

Es una persona que ha asumido la muerte de su hija, su mujer, familia, amigos y vecinos debido a una enfermedad desconocida que ha acabado con todos paulatinamente. Este hombre roto por el dolor intenta vencerse a sí mismo todos y cada uno de los días de su vida desde hace tres años, pensando en el suicidio mientras sufre el acoso nocturno de seres inanimados.

Su aspecto es muy distinto al del protagonista de la versión cinematográfica, el cachas Will Smith: “Era un hombre alto, de treinta y seis años de edad, de ascendencia inglesa y alemana. Nada de notable había en su rostro, excepto la boca, ancha y firme, y los ojos azules y brillantes, que observaban ahora las ruinas de las casas aledañas.”, “Miró el pecho ancho, de vello oscuro, y el tatuaje que le habían hecho en Panamá, una noche, durante una borrachera.” Según avanza la historia se ven cambios físicos, además de los psicológicos, en Robert: aumento de peso, un pelo y barba largos y un aspecto más descuidado. Estos pequeños detalles dan credibilidad y ayudan a crear la sensación de que el tiempo transcurre.

La rutina diaria es un entretenimiento, en algunas ocasiones, y una gran losa que arrastrar, en la mayor parte de los días. Su ánimo vital es como una montaña rusa, sube hasta el cielo en contadas ocasiones para bajar cuando se le presenta una decepción por pequeña que esta sea.

Durante el día se dedicaba a arreglar la casa, a conseguir provisiones de todo tipo y a matar vampiros mientras dormían en sus casas o en los rincones de sus antiguos negocios. Siempre controlando la hora y evitando salir en los días nublados.

Tras la hora del crepúsculo, se enfrenta al tiempo con pasatiempos diversos: lectura, música, alcohol…”Más tarde, en la sala, trató de leer. Se había preparado un whisky con soda y lo tenía en la mano mientras hojeaba el texto de fisiología. Del altavoz instalado en la puerta del vestíbulo le llegaba ruidosamente una obra de Schoenberg.”

La relación de Neville con los vampiros era diferente según su sexo. Las mujeres le inspiraban un miedo diferente, incluso en algunas ocasiones había sentido atracción hacia ellas. “Había un cuerpo en la acera; otro entre las ruinas de la casa vecina. Ambos eran mujeres. Eran casi siempre mujeres.” En otro párrafo del libro se describen los sentimientos del protagonista de esta manera: “Volvió a cerrar los ojos. La presencia de las mujeres empeoraba las cosas, pensó; las mujeres como muñecas lascivas en la noche. Esperaban que él las viese, y se decidiera a salir.”

Mitos sobre vampiros.

Las características de los vampiros relativas a su aspecto, comportamiento y costumbres son conocidas y no han variado mucho hasta la última década en la que se han convertido en jóvenes atractivos. Los vampiros de esta historia no cuidan su aspecto y son tan atractivos como pudieran serlo en vida. Normalmente delgados, con piel blanca, ropas sucias y rotas duermen por el día y deambulan, arrastrándose, por la noche buscando sangre humana. Si no la encuentran suelen atacar a los más débiles, normalmente mujeres, y si esta alternativa no se tiene se van perdiendo fuerza y adormeciéndose.

Robert Neville sabe lo mismo que nosotros sobre vampiros. Tiene nuestros mismos prejuicios y miedos. Intenta organizarse y escapar de los mitos y leyendas para adentrarse en el mundo de la medicina y dar explicación racional a toda esa locura que le envuelve. El lector va preguntándose lo que haría en una situación similar.

“Al principio su estómago no toleraba el olor del ajo. Ahora lo llevaba en las ropas, y a veces pensaba que hasta en la carne, y apenas lo notaba”

“Paso la tarde haciendo estacas. Con ayuda del torno transformaba los tarugos de madera en estacas de veinte centímetros. Luego las afilaba en la piedra esmeril.”

“Neville tanteó otra vez buscando el martillo y la estaca. Era siempre difícil cuando estaban vivos, especialmente con las mujeres.”

Experimentos de Neville.

La esperanza del ser humano le lleva, al menos puntualmente, a creer que puede resolver grandes problemas. Robert pretende dar con una cura y para ello va desmitificando, uno a uno, los mitos vampíricos. Resuelve que se reflejan en los espejos, por supuesto; que son alérgicos al ajo, lo cual le lleva a realizar experimentos aprendiendo a manejar un microscopio.

Ayudado por la lectura de libros sobre medicina va entendiendo el funcionamiento del cuerpo humano lo que le lleva a sacar conclusiones acertadas incluso cuando está cazando vampiros lejos de casa. El estudio de la sangre es su principal meta. En este fragmento os transcribo su experiencia: “Introdujo la estaca en el estómago, en el hombro. En el cuello con un único y limpio martillazo. En los brazos y piernas, y siempre lo mismo: la sangre roja que cubría la carne blanca. Creía haber encontrado la respuesta. Había que quitarles la sangre: una hemorragia.”

Logra comprender como la luz del día, concretamente los rayos infrarrojos y ultravioletas, perjudican al bacilo que se encuentra en la sangre de los vampiros. Otros conceptos no pueden explicarse en los libros de medicina estando más ligados a la psicología. Es el caso de la cruz. Nuestro empecinado amigo logra relacionarlo con la educación cristiana que habían recibido, de niños, la mayoría de los habitantes de su ciudad. La cruz es un objeto venerado. Según esta premisa, un vampiro de educación budista no temería a la cruz, al igual que un islamista o mahometano.

“Neville se inclinó y recogió un puñado de tierra. La dejó correr entre los dedos, deshaciendo los negros terrones. ¿Cuántos, se preguntó, duermen en la tierra, como dice la historia?”. Este mito del vampiro que renace del ataúd es, según Robert, cierto solamente en algunos casos. Para él existen vampiros muertos y vampiros vivos. Los muertos tienen un comportamiento diferente y si que buscan la tierra para descansar, sin embargo, los segundos intentan volver a sus casas como guiados por una costumbre adquirida en vida.

No se transforman en lobos o murciélagos pero el contagio con el virus puede alcanzar a ciertos animales, que se convierten en vampiros.

Su olor era desagradable debido a que no respiraban. La falta de renovación de oxígeno interrumpía parte del movimiento por el cuerpo de la corriente linfática, esto provocaba que ciertos productos de desecho quedaran en el sistema del vampiro en lugar de ser eliminados al exterior.

No os puedo, ni os debo, contar nada más sobre los estudios y conclusiones que tan detalladamente aparecen en la novela de Richard Matheson. Os invito a leerla

Ben Cortman.

Es la antítesis de Robert Neville. Antes de la llegada de la plaga Ben Cortman tenía una vida similar a la de Robert y a la que podemos tener muchas personas. Una familia, una casa en un vecindario de la periferia de una ciudad, un trabajo y una rutina. Ben Cortman pasaba a recoger a Robert Neville de lunes a viernes para ir al trabajo. Esta costumbre no fue olvidada por Cortman después de ser infestado por el virus, por lo tanto, ahora, todas las noches, Ben Cortman visita la casa de su colega. Su intención es beberse su sangre. Grita sin parar el nombre de su amigo para que salga de su “castillo” y se enfrente a él y a una jauría hambrienta. “¡Sal Neville!”

En nuestra escala de valores, Ben representaría al mal y Robert al bien, la luz que brilla en la oscuridad.

“¡Sal Neville…! Neville se quedó allí, inmóvil, observando a Cortman. No había cambiado mucho. Tenía el pelo todavía negro, un cuerpo que tendía a la corpulencia, el rostro todavía pálido. Pero llevaba barba ahora, y un grueso bigote.”

Llega un momento en el que Robert siente que no puede estar sin Ben Cortman. Le llega a resultar un entretenimiento la extraña relación que mantiene con él. Intenta cazarlo por el día pero Ben es audaz, más que los demás, y no se deja encontrar.

Los otros.

De este tema apenas puedo contaos algo. Solamente decir que al igual que Robert Neville va subiendo escalones en su conocimiento sobre la enfermedad que afecta a toda la humanidad, existe otro grupo que ha subido otros peldaños en este sentido.

En la versión cinematográfica este tema no se menciona. En la novela se desarrolla en la tercera parte, con gran sutileza y acierto, desde mi punto de vista. Es una vertiente atrevida que nos lleva a un final bastante lógico y probable. La película Hollywoodiense es más tradicional y no se atreve a dar este salto que ya dio en 1954 Richard Matheson.

 

revistaindie.com es una publicación Copyleft