HIPERREALISMO. 1967-2012
Hasta el 9 de junio podemos disfrutar en el Museo Thyssen-Bornemisza de esta exposición, propuesta por primera vez en España, realiza un recorrido por la genealogía de este movimiento desde sus inicios hasta la actualidad, desde los grandes maestros norteamericanos de la primera generación, a su continuidad en Europa y al impacto en pintores de generaciones posteriores.
A finales de los años sesenta, en Estados Unidos, surge un grupo de artistas que pintan con gran realismo objetos y escenas de la vida cotidiana, esta corriente artística fue bautizado por Louis K. Meisel como fotorrealismo. Su definición establecía que eran “fotorrealistas” aquellos artistas que empleaban la cámara fotográfica sin reparos como instrumento para la pintura, trasladaban al lienzo la imagen empleando recursos mecánicos, semimecánicos o técnicos, con una ejecución minuciosa que permitía la realización de pinturas cuya nitidez producía una ilusión fotográfica.
El nuevo movimiento heredaba del pop la pasión fetichista por los escaparates, los automóviles y las motos relucientes, los diners, la arquitectura art decó, la iconografía kitsch y la fascinación por pintar, no las cosas, sino las imágenes estereotipadas de las cosas. Buena muestra de ello da lo que vemos en esta exposición: paisajes urbanos, escaparates, restaurantes, últimos modelos de coches, relucientes motocicletas, máquinas de pinball, juguetes de latón, bodegones compuestos por botes de kétchup, “chuches”, frascos de crema, …
Partiendo de imágenes fotográficas, estos artistas se recrean por un lado en el close-up, en la técnica del primer plano, encuadres centrales, planos cerrados que recrean el máximo detalle, en los detalles agigantados, como los tubos de pintura de Audrey Flack o los coches de latón de Charles Bell. Y por otro lado, en el paisaje panorámico, vistas urbanas, en perspectiva: desde Richard Estes hasta Ben Johnson, toda una línea de pintores que se han consagrado, emulando a Canaletto, Vanvitelli o Bellotto, a una reinvención del vedutismo en las ciudades actuales (Nueva York, Chicago, Londres, …)
Dejando de lado la controversia que suele suponer el hiperrealismo, en cuanto a creatividad, técnica, etc. , (yo , sin ir más lejos, y sin querer provocarlo tuve mis conversaciones sobre esto con un amigo pintor y una compañera historiadora del arte….), considero que una exposición como esta sorprende e impacta, “impresionante, espectacular, increíble, …” es lo menos que se puede oir mientras se pasea por esta exposición.
Los hiperrealistas documentan su día a día con la cámara fotográfica, investigando sobre la percepción y otros puntos de vista que cuestionan nuestra objetividad.
La producción hiperrealista evoluciona en sus técnicas y herramientas, consiguiendo lo que ya podríamos considerar imágenes HD en la pintura. Más allá de gustos y opiniones, queda patente la complejidad de todo el proceso, ya que el cuadro es el resultado de mezclar todo ese material (quitando, poniendo, o cambiando según el propio criterio), para conseguir una imagen única.
Los cuadros de Richard Estes, al que ya habíamos visto en una exposición anterior en este mismo museo (Richard Estes, fotorrealismo urbano, 2007), casi se nos desdibujan al lado de cuadros como “Mirando atrás hacia Richmond House”, Ben Johnson, 2011.
En todo el recorrido he estado muy bien acompañada, me ha encantado la habilidad de estos artistas para sorprender, y la capacidad de mis alumnos para sorprenderse.
Y me temo que estos son los elegidos, por mis alumnos, quienes, novatos en el arte, en las técnicas pictóricas y del dibujo (aunque ya van tomando contacto serio con la perspectiva), reconocen como nadie una técnica depuradísima.
“Saliendo del Metro” de Clive Head, 2010, cuán real es la impresión que causa, que un alumno dijo que se había mareado al verlo, y es que, realmente, parece que vamos a salir a una calle de Londres a mojarnos, ….
El tamaño de los soportes, en muchas ocasiones ayuda a adentrarse en el cuadro, a incrementar la sensación de realidad, invitando a sumergirse en la escena.
“La ciudad que nunca duerme” de Bentrand Meniel, 2012. Creo que por aclamación popular de los que en ese momento estábamos en la sala, el más increíble, nos hemos pasado más de 5 minutos analizando su perspectiva, y descubriendo detalles, a los habitantes de sus calles y de sus edificios.
Grato ha sido encontrarnos una vista del Gran Canal de Venecia de Raphaella Spence, después de haber visto y analizado (y admirado), una hora antes, los cuadros de Canaletto en la Colección permanente del Museo.
Hemos disfrutado de la pintura, del arte, de la técnica de lo antiguo y de lo moderno para conseguir estos imponentes resultados.
Sobre todo ha merecido la pena, esta visita, por ver las caras y oír los comentarios de jóvenes que nunca habían gozado de la experiencia de visitar un museo y que hoy han decidido, voluntariamente, entrar a ver esta exposición, unas mentes despiertas y curiosas que me han hecho disfrutar de la pintura, del arte, de otras miradas y de otros puntos de vista.(Gracias).
Y por si alguien se descuida de aquí al 9 de junio… la próxima cita en Birmingham (Reino Unido), Birmingham Museum & Art Gallery, del 30 de noviembre de 2013 al 30 de marzo de 2014.