THE NIFTYS sweet bloody trip

THE NIFTYS

SWEET BLOODY TRIP

AUTOEDITADO - ENERO 2019

4 5

Ciudadano Suárez

Su más que interesante debut con “Stoke The Fire” (Autoeditado, 2017) levantó una expectación que les permitió prodigarse por multitud de escenarios de la península e incluso fuera de ella. A cada paso que han dado ese interés ha ido mutando en el convencimiento de quienes se han acercado a ellos, sumando adeptos con la misma voracidad que han envuelto en llamas allá donde han pisado. Especialmente desde el espaldarazo que recibieron al alzarse con la batalla de bandas del BluesCazorla Festival. 

En este 2019 The Niftys han vuelto a la carga con Sweet Bloody Trip buscando asestar un golpe duro y directo al pecho de la escena y reafirmarse definitivamente como una de las apuestas más seductoras del panorama estatal.

Lo tienen todo para hacerlo. Una demoledora sección rítmica que funciona como una atronadora tormenta seca. Seis cuerdas afiladas como las uñas de una garra que podría partir el mundo en dos. Y la portentosa voz de su vocalista Anita. Y actitud. Toneladas de actitud veraz. De la que tanto escasea. De la nada vacua. De esa que supura quien tiene el convencimiento de que va a hacerte caer en sus brazos. Quien nada más saltar al escenario hace que no puedas creer su estilo y hasta le perdones que no madrugue los domingos ni visite a su abuelita.

Puede ser que naciesen solamente con un ligero foco alumbrando su cara, pero tienen la luz en su interior. Han soñado, han creído y han creado algo real. Como quien consigue convertir en oro una roca a base de proyectar talento y trabajo sobre ella. Y cuyo resplandor, a día de hoy, es capaz de perpetuarse en tu cara tras la quemadura de su enérgico directo, dejándotela como la de un guiri poco precavido tras presenciar la ignición de un cohete rojo en Cabo Cañaveral. 

Así, no es de extrañar que haya habido medios que se hayan atrevido a afirmar que Chuck Berry vive en Albacete. Más allá de las etiquetas de rock and roll, rockabilly, garage o stoner entre las que navegan con asombrosa naturalidad, su elegante contundencia te doblegará. 

Sweet Bloody Trip es un viaje de los que se hacen desde el interior de uno mismo y se proyectan hacia fuera. De esos que los facultativos deberían prescribir recurrentemente y te permiten disfrutar como lo hace aquel que sabe paladear su preciosa soledad. Todo ello en poco más de media hora y consiguiendo que sucumbas, sin la necesidad de meterse entre pecho y guitarra la ingente cantidad de kilómetros que ellos han recorrido, y no vuelvas a ser el mismo.

Tras esa travesía, tan dulce como sangrienta, seguramente serás capaz de volver a tu casa silbando placenteramente los temazos que son “Save Me”, “Raise The Voice” o “Deal With It” sin haberte movido de allí. Eso sí, con la ropa hecha jirones mientras los demás se preguntan a qué se debe esa sonrisa que se dibuja en tu rostro. Creerán que es sardónica pero pertenecerás a la escogida estirpe de los que han transitado por la auténtica verdad.

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