TIME IMPALA the slow rush

TAME IMPALA

THE SLOW RUSH

UNIVERSAL MUSIC - FEBRERO 2020

5

Envenenadub

Más que necesario. El hype estaba disparadísimo después de cinco años de parón discográfico, pero a posteriori, más que justificado.

“Todos somos contingentes, pero tú eres necesario” eso es lo que le gritaban a Rafael Alonso en su recibimiento como alcalde en “Amanece, que no es poco” (José Luis Cuerda, 1989). Eso es lo que pensamos algunas y algunos al escuchar “The Slow Rush”. Porque Kevin Parker vuelve a convertirse en el Rey Midas de la psicodelia. “Patience” y “Borderline”, los dos primeros adelantos de 2019, con sólo el último incluido en el disco, ya anticipaban lo que se venía encima, y por la dirección en la que se encaminaba la bendita cabeza del bueno de Kevin. Porque toda banda tiene un líder y con el respeto de los demás integrantes, fenómenos todos, el día que Parker decida detener las máquinas, Tame Impala será historia.

Pero eso no es lo importante. Lo importante es que en 2020, año que ya estamos cansados de vivir, una de las pocas buenas noticias que nos estamos llevando, es que seguimos disfrutando de nuevos trabajos discográficos. Y aunque esto sean reviews de verano, un disco de Tame Impala siempre es un disco de Tame Impala. Y se puede disfrutar en cualquier época del año.

“The Slow Rush” es la muestra, la descripción perfecta de la evolución, aquella en la que vive Kevin Parker y parece que nunca va a dejar de lado, dispuesto siempre a alimentar su mente de nuevas técnicas y propuestas musicales. Ya se atisbaba en las sesiones especiales de grabación de Currents, de 2014 y 2015, en las que Kevin ya coqueteaba más frecuentemente con las cajas de ritmos, sintetizadores y loopers. El anterior trabajo, visto desde este lugar, ahora puede parecer un puente, aunque sigue siendo igual de espléndido que siempre. Al escuchar “The Slow Rush”, percibimos un disco en el que las guitarras tan potentes, que pasaban por el filtro psicodélico de los 70 al más puro estilo Grateful Dead o Jefferson Airplane cada vez tienen menos presencia, solo con destellos puntuales en ciertos solos, pero los teclados y sintetizadores sustituyen perfectamente los riffs a los que nos acostumbraban. Con líneas de bajo tan distorsionadas como de costumbre, que, como no, pueden distinguirse perfectamente en canciones como “It might be time” o “Breathe Deeper”. Las bases disco y electrónicas, juegan con los bucles, pero de un corte más enfocado a la pista de baile como suenan en “One more year”, “Glimmer” o “Is it true” son una de las nuevas premisas, las nuevas incorporaciones sonoras. El funk más vintage llega a encontrarse con el house de Chicago en ciertos momentos, o el synthpop puede tener cierto toque dance noventero. Sí sí, como lo estás leyendo, en este disco confluyen diferentes propuestas sonoras y todas han sido bien cuidadas por el genio de Perth. Por no hablar de los samplers que funcionan como interludios, que muchos de ellos acaban siendo pasajes sonoros que inevitablemente pondrías como banda sonora si dieras un paseo por Venice Beach. Y los vocoders a lo Kavinsky o Daft Punk, que no son nuevos en esta historia, pero evidentemente, no podían quedarse fuera de la fiesta.

 ¿Es un disco diferente de Tame Impala? Sí, pero a la par que reconocible, las explosiones psicodélicas que son unas de sus más reconocibles señas de identidad siguen ahí, nunca se fueron, aquellas que suponen un trance seguro, como “Posthumouss Forgiveness”, “Instant Destiny” o “Lost in Yesterday”, reconocible por las líneas de bajo y la batería con ciertas contras, como en “The moment” (Currents, 2015). En definitiva, y pese a ciertas críticas inexplicables por “no haberse editado en 2019” y “haber regrabado alguna canción”, como reza el tópico, la espera ha merecido la pena. Y más viniendo de una banda en constante regeneración sonora como son los de Perth, que siempre apuestan por una historia nueva en cada trabajo. Con la constante búsqueda de Kevin Parker, que una vez más ha dirigido los mandos de la producción de manera magistral, lo que ha dado lugar a la admiración por parte de grandes artistas como Lady Gaga, Mark Ronson, Kanye West o Kali Uchis, y posterior colaboración.

Un disco espléndido, de principio a fin, que se lanzó el día 14 de febrero de 2020. Y sí, cada escucha de “The Slow Rush” es un San Valentín particular.

Viva la psicodelia.

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