PRINCE originals

PRINCE

ORIGINALS

RHINO / WARNER - JUNIO 2019

4

Ciudadano Suárez

Para muchos de los que pertenecemos a la generación Millenial, aunque sea a la rebaba, la imagen que guardamos de Prince Rogers Nelson es la del arquetipo de estrella excéntrica. Habrá quienes sean capaces de recordar “Purple Rain”, “Kiss” o hasta que existió un “1999” anterior a que Love of Lesbian llegasen hasta abril. Los más avezados quizá guarden detalles más superfluos como su constante juego andrógino o, incluso, que dejó de tener un nombre y pasó a identificarse por un símbolo, haciendo que cuando algún miembro del vulgo sentía la imperiosa necesidad de referirse a él, tuviese que hacerlo como “El Artista Anteriormente Conocido Como Prince”.

Más allá de todo eso habitaba una voz privilegiada, capaz de navegar desde el “Noon Rendezvous” de Sheila E. al “You Are My Love” de Kenny Rogers. A ella hay que sumar una enfermiza capacidad de trabajo y su talento multiinstrumental, dando como resultado una colosal estrella con fulgor purpúreo capaz de facturar éxitos con la misma facilidad que aventuras y desventuras sentimentales. 

Algunas de ellas tienen mucho que ver con este “Originals”, una colección con algunas de sus maquetas, grabadas por él mismo en la década comprendida entre 1981 y 1991, y que aguardaban en The Vault. Trabajos, que por unos motivos u otros, acabaron cedidos a otros artistas y, algunos de los cuales, tras pasar por el filtro propio de cada uno de ellos, terminaron convertidos en auténticos himnos. Aunque firmados por pseudónimos como Joey Coco o Cristopher Tracy, detrás de ellos se escondía la figura de Prince.

Sea cual sea la posición de partida ante este disco, Baby Boomer, Millenial, Generación X o Z, uno podrá bien descubrir, o bien redescubrir, a “El Príncipe del Funk” que además de reinar con sus éxitos propios en los 80 fue capaz de generar desde el “Manic Monday” popularizado por The Bangles hasta el indispensable “Nothing Compares 2 U” que arrasó de la mano de Sinead O’Connor. También tuvo tiempo para coquetear con el rap más Old School en “Holly Rock”. Todo el álbum, ya sea vehiculado a través de baladas, techno o funk, como no podría ser de otra forma, está cubierto por la pátina de la sensualidad y sexualidad que él mismo había previsto para Vanity 6 o Apollonia 6 y que queda más que patente en “Sex Shooter” y el delicioso “Make-Up”. El “Genio de Minneápolis” son palabras mayores, queridos.

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