DORIAN justicia universal

DORIAN

JUSTICIA UNIVERSAL

INTROMÚSICA RECORDS - MAYO 2018

4

Ciudadano Suárez

Cuando un grupo sumamente consagrado lanza un nuevo trabajo uno, como consumidor y seguidor del mismo, corre ciertos riesgos al aproximarse a éste en un primer momento. Son la otra cara de la moneda de lo que, de manera infinitamente superior, sufre la banda en su proceso creativo: lidiar con las expectativas puestas en él, y, en ocasiones, la excitación y el impulso de devorarlo compulsivamente. Con el paso del tiempo, se gana perspectiva y se toma la auténtica medida de lo que el trabajo verdaderamente ha significado. Por ello, hoy en el estío de revistaindie, revisitamos dos años después “Justicia Universal”, álbum al que el tiempo, como al tinto, aunque no sea de verano, ha sentado bien. Muy bien. 

En su momento, antes de su publicación ya se habían conocido algunos adelantos que habían resultado esperanzadores. “Hasta que Caiga el Sol” fue el primero. Tras él, llegaron otros dos, “Noches Blancas”, con sus reminiscencias orientales, y la canción que da título al disco. Ambas con el denominador común de que crecen con las escuchas, cuestión que no solo habla bien de las mismas, sino que se repite con otros cortes como “Señales” o “Cometas”. Así las cosas, se podía prever que el elepé contuviese más joyas en su interior, pero no hasta el punto de que a día de hoy más de la mitad de los tracks o hayan funcionado como singles, o se pueda considerar como tal. 

En líneas generales, nos encontramos a unos Dorian para los que son aplicables consideraciones demasiado manidas pero que en su caso son necesarias. Letras más comprometidas de las que nos tienen acostumbrados, sin dejar de lado su visión de la cotidianeidad y del hastío generacional como en “Algunos Amigos”. Pero también más oscuros, más sólidos, en plenitud de forma y, hasta el momento, probablemente, en el cénit de su carrera. Así, no es de extrañar que durante estos dos años, y COVID mediante, hayan mutado su costumbre de ser cabeza de cartel en festivales ibéricos, a consagrarse definitivamente en Latinoamérica donde tienen una legión de seguidores, lo que les ha obligado a cruzar el charco con la naturalidad de quien va a pasar un finde a Mazarrón.

Mención especial merecen las colaboraciones presentes en el disco. Lejos de ser únicamente un reclamo, funcionan hasta el punto de ser seguramente las más bailables como “Duele” con León Larregui de Zoé, pero también algunas de las más sombrías, caso de “Vicios y Defectos” con Javiera Mena y “Buenas Intenciones” con Nita de Fuel Fandango. A estas hay que sumar “La Isla” que parece especialmente diseñada para terminar de reventar los directos y que, por cierto, ya ha sido objeto de un remix por parte de David Van Bylen.

Por si fuera poco, no se puede ni debe olvidar ni el delicioso concepto de arte del álbum ni, especialmente, los videoclips, con repartos envidiables y prácticamente convertidos en cortometrajes. 

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