RIDE
WICHITA RECORDINGS -- JUNIO 2017
Santi Hernández
Ride ha publicado este su quinto álbum de estudio tras veintiún años en silencio. Uno no sabía qué se iba a encontrar al escucharlos después de tanto tiempo y conociendo el extraño devenir de sus discos desde que maravillaran al mundo con “Nowhere – Sire Records (1990)” y “Going blank again – Sire Records (1992)”. Ride ha vuelto al sonido gazer que les diera rédito al principio de los noventa y del que, con pasmosa facilidad, se deshicieron cuando publicaron “Carnival of light”, tercer álbum del grupo. El hecho es que el shoegaze, muerto prematuramente y traicionado por tantos grupos de entonces, se reivindica ahora como víctima del arrollador Brit-Pop para volver a revalorizarse con la presencia más o menos simultánea de My Bloody Valentine, Slowdive y los que firman el disco que se reseña. Dejando de lado lo emocional que me condiciona al escuchar a estos grupos, hay que reconocer que este resurgir de Ride es bastante flojito. Han intentado reinventar el sonido de antes con modernos filtros y una producción más actual y el resultado es bastante ramplón, queriendo emular grandes momentos como “Vapour Trail” o “Leave them all behind” la gran mayoría de los temas se quedan en la sombra tan solo dejando el regusto a temas ya grabados hace décadas. No es la primera vez que pasa: escuchar el nuevo disco de un grupo que estuvo en silencio muchos años e irremediablemente querer a volver a revisitar la discografía en busca de esos temas que emocionaban antaño (lo escribo escuchando “Leave them all behind” a todo volumen. Apabullante)