IZAL autoterapia

IZAL

AUTOTERAPIA

HOOK EDICIONES MUSICALES  --  MARZO 2018

hexagono medio hexagono gris hexagono gris hexagono gris hexagono gris

Fernando Tello

El disco de Izal es maravilloso, que grandes canciones han realizado estos chicos que hace unos años no eran escuchados por nadie y en poco tiempo han llegado a llenar pabellones de teenagers y alguno más que ya no es tan joven. Ese es el comienzo de un crítica que no puedo hacer, pero que quizás sea lo que la industria demanda, lo que consigue clics y me gusta en redes.

A mi Izal me gusta, bueno, miento, me gustaba. Me agradó su primer trabajo, “Magia y Efectos Especiales” (Hook Ediciones, 2012), con canciones frescas, pero hasta ahí llegó el agrado. Quizás del segundo se salva algún corte. El tercero es igual al segundo y además se iguala a si mismo canción a canción. Entras en bucle y ya no sabes que escuchas.

Y llegamos al mainstream. Esto no es indie. No es independencia. Es lo mismo repetido. Es el parecerse a grupos grandes sin conseguir llegar a su sombra. Es meter un violín porque mola, o eso creo. Es meter un efecto con una maquinita que es flipante y me he comprado nueva. Es falta de riesgo. Es falta de mucho riesgo. Es vivir en la comodidad. Es falta de sentimiento. Es “Autoterapia”, un disco totalmente prescindible. Que no aporta nada, que no llega a ningún sitio, pero que si que parte de la necesidad de hacer los conciertos con sube y baja, con cantos vocales para que todos coreen y que no tiene mucho en lo que apoyarse. Y hasta ellos en sus entrevistas confiesan que saben los que les funciona y lo usan.

Un músico tiene que explorar, evolucionar, es fundamental, porque el modelo se agota. A Izal le toca renovarse o morir. El éxito está asegurado, pero también Operación Triunfo es un éxito y sigo pensando que si OT es lo más vendido en un país, eso dice poco de la cultura musical que seguimos teniendo.

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