LA SEGUNDA EDICIÓN DEL LE FEST SE COME A LA SALA SOL
Madrid, 29 de junio de 2019. Sala El Sol
La ola de calor estaba pegando fuerte, pese a ya ser las nueve de la noche, buscando un sitio dónde refugiarnos nos topamos con la segunda edición del festival LE FEST organizado por el colectivo Mad Fuzz. Cuatro grupos (Raro, Patio Rosemery, Cives y Echo) y el portentoso aire acondicionado de la sala El Sol. Sin duda alguna, no había mejor plan.
Para los más despistados LE FEST es un festival organizado por Mad Fuzz. Un colectivo de músicos de Madrid que están dando caña a la escena emergente de la ciudad con múltiples eventos a lo largo del año. La particularidad del festival es que el 100 de los grupos están capitaneados por mujeres.
Son las 21:15 y Raro dan el primer acorde de su concierto. El grupo ha evolucionado una barbaridad desde el pasado LE FEST (repiten por segundo año consecutivo). Aroa, Amaia y Cristina son pura actitud garage punk, pero su música tiene detalles muy interesantes que oscilan entre el dreampop y el shogaze. Esta vez nos fijamos que Amaia dispara algunos arreglos desde un ordenador, algo que complementa a la perfección el sonido del “powertrio”. Suenan temazos como Cosmos (“Al cosmos le das igual”, duras declaraciones) y Odio el Transporte Público (un himno para todos aquellos que cada día tenemos que soportar la línea 6 de metro en hora punta). Cierran el concierto con su hit Chica Uuh. Nosotros lo tenemos claro: nos flipa Raro y Amaia siempre será la verdadera Amaia.
Tras una breve espera arrancan Patio Rosemery. Uno de los grupos revelación de este año. Acaban de fichar por el sello Lago Cráter…el A&R de este sello sabe lo que se hace. La banda tiene tablas y eso se nota. Las Patio son la mejor adaptación del sonido grunge al siglo XXI. Es el único grupo de la noche con dos guitarras y eso solo puede significar una cosa: Patio Rosemery son puro rock. Lo flipamos con Obey en directo y nos quedamos con muchas ganas de que publiquen ya su nuevo material. La gente se queda pidiendo otra y otra…eso siempre es una señal inequívoca de éxito. Todos muy atentos.
Con la sala a reventar arranca el tercer concierto de la noche. Los riffs toman el escenario de la mano de CIVES. El grupo está presentando su primer EP: Incendio. Vienen de una larga gira y se nota: el grupo es una apisonadora de potencia. Con CIVES vemos los primeros pogos de la noche…y a Bea (guitarra) y a Carlos (bajo) tocando por los aires a hombros de la gente. Esto mola mucho. Suenan todos sus “hits” (Tijuana, Incendio y No Pido Nada). Cuando llega el momento de tocar Conexión nos anuncian que se va a garbar todo para su nuevo videoclip. La gente se vuelve aún más loca. El incendio se ha prendido y nadie puede escapar del calor ya. Suenan los últimos acordes de Bang Bang. El público se divide entre los que van corriendo al puesto de merchandasing y los que van a coger un poco de aire.
Finalmente Echo se suben al escenario. Los conocemos de sobra: son una “bandaza”. Vienen de tocar en La Riviera y de grabar en los míticos estudios Hansa. Ahí es nada. Notamos un cambio respecto al pasado LE FEST (dónde también los pudimos ver), su sonido ha evolucionado hacia un rock más electrónico (con muchos toques de Muse y de los mejores Depeche Mode). La banda suena “hipercompacta”. Son un puñetazo en la cara. Carmen, Paula, Mikel y Pablo son unos musicazos y se complementan a la perfección. Nos preguntamos como Pablo (teclista) ha podido cargar con esos enormes teclados y una CPU que, por el tamaño, debe ser un controlador de satélites espaciales rusos. Suena Erzengel, su nuevo single, y la gente no para de bailar. El concierto acaba con todo el respetable coreando “¡Que esto no va a acabar!”. No hay mejor final. Confirmado: no había mejor plan. Ya estamos contando los días para el LE FEST 2020. Gracias Mad Fuzz. Noche mágica.