MAD COOL 2019. JUEVES. LOS CLÁSICOS NO MUEREN NUNCA
Madrid, 11 de julio de 2019. Espacio Mad Cool
El jueves comienza con mucho calor. Las zonas de sombra son muy limitadas, sobre todo en el escenario principal, y eso hace que la afluencia de público no sea mayoritaria a esas primeras horas. No se sobrepasó la barrera de las cincuenta mil personas y eso se notó en un recinto más cómodo y más desahogado, quizás demasiado en algunas ocasiones. En el Stage 2 nos encontramos con NAO. Preciosa voz la suya. Se encuentran presentando su nuevo álbum “Saturn” y los de Nottingham llenaron el Mad de Soul y R&B.
Enfilamos el escenario número uno del Mad Cool en la tarde del jueves para poder contemplar el virtuosismo de Tash Sultana. Desde Melbourne, esta joven artista es el sonido ideal para esa tarde inicial de un festival que tanto nos encanta. Sola con su guitarra, descalza, con su zona de confort esencial en el centro de un escenario grande, pero que se hizo pequeño con Tash de un lado para otro, programando, tocando un gran número de instrumentos y dejando boquiabiertos a más de uno. Quizás demasiados graves en un sonido que retumbaba demasiado.
Antes de que acabe Natasha nos acercamos a los escenarios mas pequeños del Mad Cool para disfrutar del granadino Molina Molina con su pop lleno de colores y buenas costumbres que hace de sus directos algo mágico. Y en el escenario de enfrente Kokoshca se puso a darle a la guitarra para demostrar que son una de las realidades de nuestro panorama musical, porque estos chicos ya no son revelación. Cada disco es una nueva sucesión de hits que se demuestra en un sólido directo.
Y de allí directos al escenario “Comunidad de Madrid” para contemplar el espectáculo de uno de los artistas más grandes que van a pisar las tablas del Mad Cool en todo el fin de semana. Iggy Pop se ve relegado a un escenario inferior a lo que debería, y es que el mundo cambia y los consumidores, más noveles, prefieren ver a otros más mediáticos ahora, pero que nunca llegaran a la carrera de Iggy. La Iguana merece el respeto de ser el pionero del punk y de que todas, o muchas de las bandas que van a pasar por aquí han tomado de manera consciente o inconsciente a The Stooges como referencia alguna vez en su vida.
Se llenó la explanada, e Iggy no defraudó encadenando hits de punk y de rock que hacía él todavía más icónicas con sus movimientos, subidas y bajadas del escenario y baño de masas con las primeras filas. Un espectáculo con mayúsculas.
Y llegó el turno de un Bon Iver. Quizás, nunca con tan poco se ha podido conseguir tanto. Justin Vernon tiene la proeza de hacer una música muy experimental y llenar grandes explanadas como la del escenario principal del Mad Cool. Donde esta vez Iggy le ganó la partida, aunque Bon Ver se comportó, como era de esperar, repartiendo canciones emocionales que rebosan intensidad interior, pero que no era para encabezar una jornada un poco coja de cabezas iniciales.
El Mad Cool no para y en el segundo escenario, un poco mas allá de la medianoche apareció el mayor de los Gallagher en escena con sus High Flying Birds. No se que decirte, nunca he tenido que elegir, no se si quiero más a papá o a mamá. El año pasado vimos a Liam dando un bolazo, con enfado incluido en el Sonorama. Este año toca ver a Noel. No empezó bien la cosa, con un Noel que se encontraba arisco y con una sensación de intentar pasar el concierto como quien pasa una hoja de un cuaderno. Pero el final fue apoteósico. Un Noel más cómodo nos mostró lo que sabe hacer con el apellido Oasis por bandera e incluso consiguió meterse al público en l bolsillo con una interpretación de “All You Need Is Love” de The Beatles que terminar a todo el mundo coreando el gran tema de los de Liverpool.
Y desde New York termina el escenario principal con unos Vampire Weekend por los que se temió lo peor, con rumores de disolución pero que han vuelto y de qué manera. Pop incansable combinado con ritmos caribeños o africanos. Punteos infinitos y rasgados de guitarra épicos hacen de un concierto de los Vampire una experiencia difícil de explicar. Hay que verlos. Quizás dieron uno de los mejores conciertos vistos de momento en el Mad Cool. Se puede decir más alto, pero no más claro. Y es probable que mucha gente se lo perdió por ver a un Pelle Almqvist, vocalista de The Hives, no parar de hablar en lo que ya va siendo habitual. Los conciertos de los suecos son espectáculos circenses con un monólogo de su frontman entre el inglés y el castellano mal hablado. The Hives son muy grandes pero deberían volver a tocar en sus conciertos, sería genial.
Creo que corría el año 2004 cuando unas cuarenta mil personas saltaban a la vez en lo que para mí era la primera vez delante de Chemical Brothers. Ayer en el Mad Cool se volvieron a dar las circunstancias. Creo que menos gente pero la misma fuerza que tenían en os noventa. Unas proyecciones que te dejan con la boca abierta, perfectamente cuidadas, medidas. Es el espectáculo global. Y todo esto lo consiguen aunando a los que estábamos en los noventa y a los que se creen que Chemical Brothers son de los años 2000. Renovarse o morir. Ellos escogieron renovarse y vuelven a firmar bolazos como el que cerró ayer la primera jornada del Mad Cool.