LOS VINAGRES. DANDO MÁS GUERRA QUE UN FUSIL

Albacete, 24 de febrero de 2017. Sala ClanDestino

Apenas horas después de que la NASA anunciase a bombo y platillo el descubrimiento de Trappist-1 aterrizaban en la Sala Clandestino de Albacete Los Vinagres.

Aunque afincados en Madrid, los canarios, oriundos de La Palma, isla que alberga el observatorio del Roque de Los Muchachos, han sido todo un descubrimiento en la escena garaje estatal. Solo a base de EP’s, su rock volcánico viene dando mucho de qué hablar en los últimos meses y hace presagiar que desde las estribaciones de la Caldera de Taburiente se está cocinando algo muy sabroso, papi.

El bolo comenzó sin concesiones con la declaración de principios que supone confesar a bote pronto que te gusta José Vélez, el Aguardiente y una tal Raquel que se largó a Venezuela. 

Poco a poco comenzaron a añadir ingredientes al simpar cóctel que son los palmeros. Un poquito de sabrosura en Carnal Pulpo, otra pizca de mojito y bailoteo mientras reconocieron que, evidentemente, les gustan las Morenas… Y si a esas alturas de la noche aún no te Duele El Pecho Al Toque, estarás preparado para recibir su particular dosis de reggaeton fronterizo en Alfa Tango.

De ser así, no debería sorprenderte si en un momento determinado te sientes protagonista de una trama de Tarantino que, de buenas a primeras, te planta en un control de carretera en el que te podría pedir la documentación Protección Civil. Tras el consiguiente susto que puede suponer esa situación, lo más normal es dar un volantazo, presionar el acelerador y subir las revoluciones con la misma furia con la que gritarías Me Rompiste El Corazón atravesando el desierto a lomos de un descapotable robado.

Por si fuera poco, terminaron de encender al personal con una versión del Flamenco de Los Brincos. Tras ella el show ya había cogido suficiente velocidad como para que cualquiera aceptase, sin ningún tipo de oposición, el ofrecimiento de Veneno o Algo. Así como la vuelta a la sabrosura con Manolaso, La Piba y La Chibichanga. Con la que no solo consiguieron, al día siguiente de un 23-F, que se bajase al suelo todo el mundo allí presente, sino que el público de Albacete llegase a bailar. Todo un hito.

Para la despedida del fulgurante concierto, dejaron la artillería pesada que son Piñaso En La Boca y Me Enamoré De Tu Madre. Aunque tras ellas aún hubo tiempo para un bis que se convirtió en toda una metáfora. Su vida será puro vinagre, que si salen, que si fuman, que si beben… Lo que si se vio es que lo único que hicieron fue currárselo.

Apúntalos en tu agenda, el directo de Los Vinagres es capaz de hacer que te envuelvas en llamas incluso en noches que haga frío y no haya gente. Dan más guerra que un fusil.