FESTIVAL GIGANTE 2017. VIERNES

  

Guadalajara, 1 de septiembre de 2017

El tiempo parece que nos va a dejar disfrutar de uno de los festivales ya imprescindibles del final del verano, y lo digo por la lluvia, porque frío si tuvimos. La Fuente de la Niña se viste de gala, antes de las fiestas patronales de Guadalajara, para dejarnos, otro año más, un gran sabor de boca a la problemática vuelta al trabajo. Y es que así parece que los marrones postvacacionales se diluyen un poco.

Desde el año pasado la distribución de escenarios en el Gigante de Guadalajara cambiaba y eso se notaba a mejor. Se crearon dos escenarios, uno enfrente de otro. Eso hace que la música no pare nunca y que los retrasos por la colocación de cada escenario sean menores, aunque al final se acumularon unos 20 minutos sobre los horarios prefijados. Además de contar con otro escenario menor que también cambió de ubicación en la segunda edición, al pasar de la entrada a la parte trasera del campo de atletismo. Y donde también se disfruta de la zona de comida. La verdad es que nos gusta que todo esté al alcance y que las distancias sean mínimas y eso hace que la Fuente de la Niña sea un lugar excepcional para un festival de esta magnitud. Los festivales tienen que evolucionar y aprender de sus errores y siempre debes darle al asistente tu mayor calidad sin quitarle comodidades. Hace unas semanas el capitán general del Sonorama, Javier Ajenjo, que se encontraba ayer por el Gigante, decía que los precios del festival Arandino llevan iguales desde hace años y que la mejora de las instalaciones son notables. Eso es evolucionar. Ir dando poco a poco más cosas, y con una subida de precio bajo las necesidades lógicas de un festival, no por el hecho de ganar más dinero. En la zona VIP del gigante, por ejemplo se ha involucionado, y ahora ofrecen mucho menos, pero por el doble de precio. Aviso a navegantes, no merece la pena.

El viernes es el día de llegada, con el posicionamiento en el hotel y la recogida de pulseras, y eso hace que no podamos llegar a todo lo que se plantea desde el principio. Así que nos perdimos a Beluga, una lástima, y a Juan Zelada, otra pena, pero no se puede llegar a todo. El objetivo era el toledano Julian Maeso que venía con toda la bandaza que tiene para presentarnos su último trabajo “Somewhere Somehow” que salió a la venta hace unos meses. La música americana corre por las venas de este músico de la cabeza a los pies que dejó con la boca abierta a más de uno. El listón en la pista de atletismo estaba ya casi en récord del mundo y fue difícil superarlo para muchos de los que salieron a posteriori en cualquiera de los escenarios.

Y llegó el turno para los instrumentales Coronas en el Escenario Guadalajara. Los madrileños ya tienen preparado su nuevo trabajo, “Señales de Humo”, que saldrá en poco tiempo y nos deleitaron con ese surf tan característico que les acompaña siempre y con temas de los sesenta y los setenta que hacen que por fases su bolo se convierta en un karaoke de lo mas entretenido. Y es que con los musicazos que se suben a las tablas, todo lo bueno está garantizado. Deseando estamos que llegue el final de Septiembre para que nuestros salones se conviertan en una playa idílica con el fondo de la nueva música de Los Coronas. Uno por uno son inmejorables pero lo de Loza a la batería es un escándalo de proporciones de Tsunami. Qué manos!!, por favor. Jairo Zavala viene a presentar “El Pasajero”, su nuevo disco, que en breves fechas saldrá de la península en una gira internacional que le hará más grande. Depedro tiene miga, lleva una buena banda pero le falta punch, le falta creer que puede hacer el mejor concierto del planeta.

Yo creo que a los mutantes les va a venir bien pelearse de vez en cuando, por lo menos cada dos discos. Vuelven los granadinos con “Diez” y con más fuerza que nunca, interpretando sus viejos temas de manera sublime y dando bocanadas de aire fresco con sus temas más recientes que la gente ya corea y se conoce bien. La incorporación de Alonso Díaz de Napoleón Solo no hace nada más que convertir una banda buena en algo de excelencia. Sus arreglos en el directo son más que notorios y hacen que los Niños Mutantes estén viviendo una nueva juventud. Les ha costado algo pero Niños Mutantes han encontrado un equilibrio que muchas bandas añoran. Menudo bolazo se marcaron, “Como Yo Te Amo” incluido, una versión del tema de Manuel Alejandro como bien reivindicó Juan Alberto.

Soy un humilde redactor, lo anticipo para que la gente no se siente mal. Yo escribo lo que siento y además lo hago en base a mis gustos musicales. No empecé a escuchar música ayer. Quizás la primera vez que me puse unos cascos, estos estaban enganchados a un walkman con una cinta de cassette dentro. Muchos de los que ayer estaban en la Fuente de la Niña cuando la noche ya estaba encima no saben lo que es eso. El plato fuerte de la noche por tiempo eran los Love of Lesbian. No puedo negar que Santi Balmes es un auténtico artistazo que se lleva a todo el mundo de calle sólo con aparecer por el escenario. La fuerza de los de Barcelona es ese, acompañado de una puesta en escena brillante. Pero hace falta ya un cambio, hay que desprenderse de John Boy durante una temporada y volver a hacer grandes unos interactivos que quizás se han estancado desde esa maravillosa gira de la tijera.

Y después del arte de los Lesbianos el “arte” de los Fandango. Encerrados nos quedamos ya que en el Escenario Talento Gigante ya habían pasado las divergentes Estrogenuínas y los Playa Cuberris, por lo que para esperar a más lo único que se podía hacer era pasar frío en la zona VIP o pasear por la zona del Escenario Gigante. Y desde allí oímos los ritmos techno y la voz flamenca de Nita. Lo siento por todos sus fans, pero para mí son algo más que prescindible. Si quiero ver a alguien zapateando y algo de música bailable prefiero ver al tándem que forman Tomasito y Joe Crepúsculo y no el esperpento de Fuel Fandango. Pero como hay gustos para todos, tantos como colores, ayer ganó el rojo en el Escenario Guadalajara. La verdad es que la noche agonizaba con bastante frío, pero antes quisimos despedirnos del viernes con la puesta en escena de Alex O’Dogherty. Genial en todo, pero quizás falto de temas mas redondos y con un regusto de haber oído esa misma música en muchas de las bandas nacionales. Habrá que ver como se desarrolla en próximos bolos este actorazo, que se dedica a la música de hace más tiempo del que tu piensas. Y no pudimos terminar la noche con Shinova, ya que abandonamos el recinto en busca de descanso, aunque para volver a ver a los vascos en un mismo show, repetitivo y con la misma canción cada dos o tres temas, o esa es la impresión que tuvimos en el Sonorama, no nos merecía la pena esperar. Quizás sea una impresión de alguien que se está volviendo cada día mas viejuno, pero me parece que toda la savia nueva de este negocio de la música, ya mal llamada “independiente”, suena toda igual, y los de Berriz no me aportan absolutamente nada nuevo. Y así terminó lo que sentimos y lo que vimos en la primera jornada del Festival Gigante.