FESTIVAL GIGANTE 2017. SÁBADO

  

Guadalajara, 2 de septiembre de 2017

Si hay una cosa que hace de este festival algo respetable, también es la mañana del sábado. Quizás mi opinión es que habría que llamar a la gente con alguna banda de más nombre o quizás al puro estilo Sonorama hacer de la Plaza de Santo Domingo un lugar de sorpresas agradables a eso de las tres de la tarde, sabéis de lo que hablo. Y eso sin desmerecer a los tres que tocaron por la mañana, Yo, Estratosférico, Desvariados y Julieta 21. Y después, el vermut, lleno hasta reventar, en una gran cantidad de plazas para encaminarse al recinto de la Fuente de la Niña para disfrutar de la última jornada de festival. La cosa comenzaba con una amarga despedida transformada en una gran fiesta. Los de la Alcarria, Idealipstiks, se despiden de su etapa con el último concierto en el festival de su ciudad. Con un nudo en la garganta fue como terminamos. Da rabia que una banda que suena como sonaron en el principal tenga que dejar los escenarios, por las causas que sean. Ya se les echará de menos en los garitos, donde a base de guitarrazos han encandilado a mucha gente. La cosa estaba casi preparada para una de cal y una de arena. Así que le tocó el turno a un Lichis que, a mi, me merece todos los respetos del mundo, pero que quizás no era la hora ni el lugar para que desarrollara todo su potencial. Después de pegarse con casi todas sus guitarras, soltó la mayoría de sus lentas, cosa que aprovechamos para poder ver un par de temas de unos Tailor For Penguins que tienen una pinta estupenda. Sonidos frescos y agradables y una voz que mejora las canciones para hacerlas bellas en su conjunto.

Quizás desde que estuvieron en el Gigante de hace dos años los he visto siete u ocho veces más, contando con la de ayer. Pocas me parecen. Seguramente han sido más. El problema es que con León Benavente, lo programen a la hora que lo programen, todavía se me ponen los pelos de punta. Desde los pitidos de “Tipo D” hasta el ultimo ruido de “Ser Brigada”, es el torbellino en persona el que te atrapa con sus riffs infinitos y sus bases machaconas. El escenario Gigante se llenaba para ver la puesta en escena y saltaba y gritaba como si no hubiera ya más tarde para disfrutar de conciertos. Y casi no les faltaba razón. La hora justa de León Benavente iba a ser muy difícil de superar en toda la noche. Y no lo iba a hacer Coque Malla que le tocó amuermar a la gente en la hora siguiente. Concierto para valientes. Como lo del ex Ronaldo no prometía nos fuimos a ver a una banda murciana. Noise Box llevan en esto más de lo que parece. Ahora han dado el gran salto a un sonido más perfecto, mucho mas ruidoso y mucho más noventero, que nos encantó y además fue el aperitivo perfecto para lo que venía después.

Desde la ciudad que nunca duerme al otro lado del charco llegaron a Guadalajara una de las mejores bandas de los noventa. Nada Surf es historia de la música y en ese momento estaban encima del escenario en medio de la Alcarria, increíble. La primera vez que vimos a los neoyorquinos fue en el Benicàssim de 2002 y todavía nos encandilan con su pop melódico con mucha energía. Concierto de altibajos con una parte central muy lenta, donde la gente comenzó a abandonar el escenario y además, la que se quedó no paraba de hablar, el síndrome de voy a un festival a contarle mi vida a mi amiga cuando lo podía hacer en la cafetería de la entrada y por mucho menos dinero. Yo creo que lo mejor es que en todas las ediciones de los festivales hubiera un espacio para hablar, con la música bajita, y así esa gente se iría a dar el coñazo a otro sitio. Que digo yo, que porque tengo que aguantar eso, cuando intento ver a una banda que me interesa. Que si no es de mi agrado me puedo ir a otro lado, que espacio hay. Los que se fueron se perdieron el bis de Nada Surf que nos supo a gloria. Cuatro trallazos, con “Popular” incluida, que hicieron que pudiéramos terminar el concierto con una sonrisa de oreja a oreja. Y es que, aunque muchos ya querían jubilar a Matthew y compañía, estos tienen cuerda para rato.

Y de allí a ver los hermanos Ferreiro y el resto de la banda, muy buena, que lleva el gran Iván a sus espaldas. Se le nota cuando tiene ganas de agradar y aunque comenzó con una voz muy ronca, se fue calentando, él y el publico, a base de temas de su último disco. Es fácil saber cuando Iván Ferreiro va a dar un buen concierto o un concierto mucho más lento y sosegado. Depende de lo que esté sentado en su piano, a mayor tiempo sentado, más parado el bolo. Ayer estuvo de pie, bailando y moviendo al respetable a sus ritmos.

Cuando se ralentizaba un poco, nos acercamos al escenario Talento Gigante para disfrutar de una explosión de Rock and Roll de la mano de Última Experiencia, banda madrileña que tiene mucho que decir en el próximo invierno. Contundencia y punteos de guitarra inimaginables con una base rítmica muy buena y voz en castellano de un power trío con una pinta estupenda. Muy recomendables. No les perderemos la pista.

El cansancio se notaba en nuestras piernas, aunque todavía quedaba carne en el asador. Los portugueses The Gift salieron al escenario con una puesta en escena distinta a lo que habíamos visto hasta ahora y una calidad de sonido impecable. Lástima que su sonido más calmado nos dejase un poco fríos aunque completaron un excelente concierto, sobre todo cuando versionearon a los mismísimos Arcada Fire o esa versión del “My Way” con Sónia Tavares entre el público. Ariadna nos hizo esperar, en parte, para ver su nuevo modelo para este concierto de Guadalajara. No salió con ninguno de sus originales atuendos. Quizás el haber visto la apuesta de Los Punsetes en varias ocasiones este año, nos hizo que el concierto pasara por encima sin nada que mencionar. Eso si, para quien no haya visto nunca a la banda, por lo menos una vez, merecen mucho la pena. Y hasta aquí llegó la noche porque lo que me pasa a mi con Kokoshca no tiene nombre. Hasta tres veces he estado a las puertas para verlos, y mira que me gustan a mi los de Pamplona. Esto va a ser que debo disfrutarlos este invierno en sala pequeña, que seguro que me gustan más. No pudo ser en le Tomavistas, por la indisposición del batería. Y no pudo ser en el Sonorama, porque con alguien me coincidió en el escenario principal. Y ahora en Guadalajara tampoco por que a esas horas y el último día no podía ni con mi cuerpo. La espinita sigue clavada, aunque pronto podré quitármela, seguro.

El festival Gigante va ganado calidad año tras año aunque este año hemos notada que el público ha disminuido en número, lo que es posible que pueda afectar a los números finales. Todo se puede mejorar, y lo bueno es que la organización lo sabe y seguro que está tomando nota. Los escenarios principales son geniales y hace que no pare la música en ningún momento. Eso hace Gigante al festival de Guadalajara al que deseamos larga vida y mucha salud, y que nosotros lo veamos.