POLIFÓNICO CRUÏLLA
Barcelona, del 8 al 10 de julio de 2016. Parc del Fòrum
Fotos: Xavi Torrent
Si hay un festival ecléctico en este país es el Cruïlla de Barcelona. Los festivos ritmos de Crystal Fighters, la curiosa fusión sonora de Rudimental y la fiesta que garantizan Love of Lesbian allá donde van, junto con el íntimo Damien Rice o los ritmos latinos de Bomba Estéreo, más reggaetoneras, y Ana Tijoux, más rapera, forman el arrecife del festival veraniego de la capital catalana.
Revistaindie empezó el festival con una de las actuaciones más esperadas: el increíble Damien Rice en el escenario Estrella Damm. Increíble por casi indescriptible, y es que llamarlo gran músico es quedarnos cortos. El irlandés yergue un potente, aunque austero, escenario, solo con su persona y cuatro herramientas e instrumentos musicales más. Vivir un concierto de Damien Rice es submergirse en una burbuja hacia un viaje que nos transporta al interior de nosotros mismos, a los puntos más recónditos de nuestro yo interno. Su dulzura y su humildad las sabe transmitir a la perfección, generando un ambiente muy difícil de alcanzar en festivales: un concierto de una paz abrumadora, al nivel de los espectáculos en teatros.
Un poco flotando tras esta experiencia, recargamos nuestras pilas mentales y físicas. Y qué mejor forma de acerlo que cenar unos nachos en un césped mirando y escuchando a Bunbury, en el escenario Stubhub, a lo lejos, quien animó un poco más el ambiente. El pistoletazo que dio comienzo a la fiesta, sin embargo, fueron los explosivos Crystal Fighters en el Estrella Damm. Su burbuja siempre es espléndida. Son cándidos y cañeros, y saben perectamente cómo cansar a su público, así como generar momentos emotivos como dedicar la preciosa “Bridge of bones” a su amigo y ex-batería de la banda, el fallecido Andrea Marongiu.
Tras sudar como locos con los Crystal Fighters, fuimos corriendo al escenario Stubhub, donde comenzaban los vetustos a hacer de las suyas. Despegaron, por sorpresa del todas, con “Lo que te hace grande”, tema de su segundo trabajo, Mapas (Pequeño salto mortal, 2011). Las pelotas de playa que venían de los Crystal Fighters pululaban aún por el público, cosa que los de Madrid ignoraron con mucha clase, mientras criticaban las duras medidas en contra de los altos decibelios en conciertos y festivales que están tomando los ayuntamientos de España. Un golpe maestro, pero no podrán callarnos... O sí. Porque el micro de Pucho empezó a fallar hacia la mitad del concierto con “Fuego”. Al principio fue grave porque no se oía para nada la voz del cantante de Vetusta Morla y los pitidos del público comenzaban a oírse más que los instrumentos del resto de la banda. Sin embargo, aunque lo solucionaron, ese micro dio problemas hasta el final del concierto. Pero Vetusta Morla si algo son es perfectos profesionales. Aguantaron a la perfección y nos hicieron saltar y cantar igual que siempre.
La fiesta siguió con Rudimental y su original mezcla de estilos, que casa a la perfección con la esencia del festival. Pese a ser un gran concierto y no decepcionar a nadie, tampoco sorprendió y se hico inlcuso un poco monótono.
La segunda jornada del Cruïlla la arrancamos junto a Xoel López, quien consiguió reunir un gran grupo de público en el escenario Timeout pese al sol que picaba directamente sobre todas nuestras cabezas. Y no solo eso, tan entregados como estaban la banda lo estábamos también las asistentes al concierto. James iniciaba la acción en el escenario Estrella Damm y ya en la segunda canción bajó al público. Sin embargo, quizás por el exceso de intensidad inicial, el bolo se fue deshinchando.
A la vez que el escenario Stubhub se iba llenando. Alabama Shakes, una de las actuaciones más esperadas de esta edición del Cruïlla, estaba a punto de empezar. Arrancaron con una fuerza increíble. Una potencia concentrada, prácticamente toda ella, en Brittany Howard. A su alrededor, la banda parecían muebles. Ya no solo porque restaban como estátuas tocando sus instrumentos, sino porque es imposible destacar al lado de una mujer como esa. Fue emocionante por sorprendente, hacía mucho tiempo que una voz y una personalidad así de fuertes no pisaban un escenario en Barcelona. Todo el mundo se quedó boquiabierto, y me atrevo a decir que fue la mejor actuación de todo el Cruïlla 2016.
Acto seguido, tras 20 años sin pisar la ciudad condal, Robert Plant llenaba el escenario Estrella Damm. Quienes creían que iban a ver a Lez Zeppelin estaban muy equivocadas, pero las que no tenían esperanza de que tocara nada del grupo se llevaron una grata sorpresa. La marca de una de las bandas más legendarias de la historia del rock es algo de lo que no se puede huir, por eso Plant se lleva temas como “Black Dog” a su propio terreno. A sus ya casi 70 años, Plant y su prodigiosa voz, hicieron crecer el concierto de una forma increíble, para acabarlo a lo grande, que la estela de Led Zeppelin es imborrable.
Love of Lesbian salieron al escenario Stubhub alucinando de tocar tras los grandes Alabama Shakes y Robert Plant (y con razón). Con ellos la fiesta siempre está asegurada en los festivales, son 5 showmans muy divertidos. Sin embargo hay que destacar varias cosas que denotan una especie de estancamiento o de quemazón en el grupo. Por un lado, su capacidad de crear setlists que funcionen como viajes emocionales y físicos ha desaparecido. Esta vez tocaron “Allí donde solíamos gritar” y “1999” porque saben que tienen que tocarlas, y las metieron donde pudieron. Por otro lado, los grandes ignorados de la noche fueron sus dos primeros álbumes en español: Maniobras de escapismo (Naïve, 2005) y Cuentos chinos para niños del Japón (Naïve, 2007). Lo que los lesbianos hicieron en el Cruïlla fue cantar una sucesión de temas mayoritariamente pertenecientes a sus dos últimos álbumes, con pinzeladas siempre a 1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna) (Music Bus, 2009). Sí que consiguieron subir la temperatura y el ritmo del bolo, pero del mismo modo que pasa en sus directos por salas, en vez de explotar el globo lo deshinchan acabando con “Planeador”.
Frente a esta pequeña decepción, quizás por falta de renovación de los lesbianos (o quizás por conocerles demasiado), fuimos a la cañera Ana Tijoux, cuya potencia y fuerte actitud nos dejó muy locas. Reivindicativa y fiestera, Ana Tijoux se desmarca de todos los estilos para tomar su propio lugar, y el casi lleno que consiguió en el escenario Timeout es una prueba de ello.
El domingo del Cruiïlla ya hace un tiempo que se dedica al ambiente familiar. Una jornada marcada por los conciertos de Elefantes y Caléxico, solamente, además de multitud de actividades divertidas para todas las edades. Deporte, circo, pintura, música... Es una genial forma de atraer a las más pequeñas al mundo musical que aman sus madres y padres sin aburrirse a los 10 minutos.
Y con este ambiente de buenrollismo acababa el Cruïlla 2016. Pese a los solapes de algunos conciertos, cosa prácticamente inevitable en cualquier festival, esta edición ha sido un éxito.
