MAD COOL 2016. MADRID TAMBIÉN TIENE FESTIVAL
Madrid, del 16 al 18 de julio de 2016. Recinto de la Caja Mágica
Hace unos meses que se presentaba en sociedad lo que quizás todo el mundo estaba esperando en el mundo de los festivales desde hace tiempo. Se presentaba uno de los primeros festivales de larga duración, tres días, en Madrid. Porque no todos los festivales tienen que estar en la playa, nacía una gran apuesta que incluso podría competir con cualquiera de las propuestas veraniegas. Con un cartel inmaculado, desgranado poco a poco y con grandes nombres que serían cabeza de cartel en cualquier festival del mundo. La ubicación prometía con espacio suficiente para todos en la gran explanada del aparcamiento de La Caja Mágica. Y que decir de los cubículos de la propia Caja Mágica, donde ha quedado mas que claro que Madrid tiene un espacio no sólo para el tenis, sino para cualquier evento de relevancia internacional.
Y así se presentaba este festival. No todo es sumar nombres a un cartel. El montar un evento de éstas características es algo mas y no se si desde un principio les vino muy grande a la organización. El jueves fue un auténtico caos, además con problemas muy básicos. Cosas que no podían fallar fallaban estrepitosamente, con la sensación de falta de previsión y la apariencia de estar todo con alfileres por lo que encima sorprendía más. Después de casi una hora de la apertura no se podía pedir cerveza en las barras ya que todavía no disponían de los terminales de cobro. Parecía una broma. Las cosas parece que se fueron arreglando poco a poco, pero creo que el desastre generalizado fue la tónica dominante y no puedes dejar ese mal sabor de boca a los que seguramente tengan que volver a ir en la siguiente edición. Entre los debes, por ejemplo, a nivel general, el error de el pago “cashless” sin estar preparados para ello. Ese tipo de pago es de lo mejor en lo que han invertido los grandes festivales últimamente, pero no se puede abrir un jueves sin que todo esté preparado y nadie tenga los terminales de cobro en sus manos. Porque sin probar lo mas seguro es que algo falle y así sucedió. La situación de los dos escenarios principales hacía necesario pasar por un cuello de botella que era el Stage 2, que hacía difícil llegar con fluidez del principal a los escenarios “menores”. Y que decir de los carteles de información sobre por donde se iba a los escenarios menores. No es suficiente con carteles donde ponga “To Everything” en todas direcciones. Quizás con un cartel grande con el número de escenario en cada puerta de acceso hubiera sido suficiente. Y así nos hubiéramos ahorrado a gente en todas direcciones buscando las puertas de acceso y preguntando por todos lados. Aún así hubo cosas buenas e incluso muy buenas que hacen que se atisbe una esperanza en el horizonte. La que augura, que solventando esas cosas molestas, el Mad Cool tiene un buen futuro dentro de los circuitos festivaleros y es un punto de partida inmejorable para lo que es la temporada veraniega.
Lo mejor fue, en lo extramusical, un festival brillantemente colocado, con un gusto del que ya podían aprender la mayoría de los que ahora les toca preparar sus recintos. Desde los escenarios, hasta los caminos y esa moqueta infinita que hace que los asistentes estuvieran a gusto en la parte principal del Festival, los escenarios grandes. En la parte positiva también se puede encontrar el sonido, bastante bueno, en general, que hace de los que apreciamos este tipo de eventos, pensemos que el festival es de los buenos. Si suena bien, se puede repetir, si suena mal, al año siguiente ya veremos.
JUEVES
Siguiendo con los debes de la organización el jueves se abrió la puerta del recinto pasadas la seis y media de la tarde, con media hora larga de retraso y con conciertos ya empezados, cosa que nadie entendía en la larga cola que esperaba para entrar. Aún así, pudimos contemplar los dos últimos temas de ALONDRA BENTLEY en el escenario 4. La hispana de origen británico desplegó todo su folk-pop de Resolutions (Gran Derby Records), editado el año pasado, y que en directo se muestra en inmejorable estado, con una banda magnífica, que arropaba a la solista con un resultado muy reseñable. Y nos cambiamos al Stage 3, el de la pista central de la Caja Mágica. Allí nos espera TOM ODELL, que llega a Madrid, no solo con su piano de cola, además viene con su segundo trabajo, Wrong Crowd, debajo del brazo y quemando, ya que solo tiene una semana de vida. Con un escenario genial, con un juego de luces muy bien utilizado y sencillo, Odell nos enseñó que lo suyo es la buena música, aunque, a veces muy comercial. Una banda impresionante arropa con mucho cuidado a la estrella en la que se ha convertido ya el joven británico y hace de sus conciertos merecedores de un mejor puesto en el lineup, aunque quizás eso le hubiera relegado por coincidencia al anonimato. Sonidos contundentes y unas melodías pegadizas en un directo contundente son la formula con la que Odell triunfa en un escenario que se llenaba poco a poco. Y si no se llenó fue por unos catalanes que lo están llenando todo y el Mad Cool no iba a ser una excepción.
Se trata de MANEL que en el escenario 4 con bastante público presentaba su Jo Completeixo, publicado en marzo pasado. Solo pudimos escuchar varios temas de los de Barcelona antes de trasladarnos a Granada, bueno, mejor dicho al escenario de los contenedores marítimos, preciosos ellos. Allí empezaban su concierto LORI MEYERS, un clásico en los festivales nacionales. Noni y los suyos cada vez son mas encima del escenario y la impresión que queda es que el numero de músicos es inversamente proporcional al sonido que desplegan. Empezaron bien, sonido sólido, sol y público entregado y se fueron diluyendo, sosteniendo el bolo solo con sus hits más característicos y algún que otro “paparapapa” entre medias. Los Lori tienen que volver atrás y saber de donde vienen y replantearse sus directos, porque es la banda que mas hits tiene por metro cuadrado y cada vez suena peor encima de un escenario. Y el turno era para el mayor atractivo de la tarde-noche. THE WHO daban miedo del estado en el que se pueden encontrar sus dos únicos miembros originales que continúan con vida. Todo quedó en el aire con su primer tema en el escenario. Si empiezas con “I Can´t Explain” ya tienes mucho ganado y la marea Mod que se citó en el escenario principal del Mad Cool se deshacía ante la presencia de Daltrey y Townshend en perfecto estado de forma. En el recuerdo, antes del conciertos quedaron John Entwistle y Keith Moon, miembros originales de la banda perfectamente sustituidos por Pino Palladino y Zak Starkey, hijo de Ringo Star, y “padawan” de Moon, si se me permite la palabra. Lo que quedó claro en la hora y media de actuación es que ninguno de los temas de The Who está pasado de moda, que la banda suena mejor que nunca y que Roger Daltrey no pierde la voz y tampoco su gran aspecto y Pete Townshend sigue con sus preciosas Fender dando mucha mas caña que la soñada por algunos de los que esa noche llevaban una pulsera de artista. Y es que Eddie Vedder tenía razón, por supuesto, cuando decía que “The Who es posiblemente el mejor grupo en directo”.
Y con el subidón del magnífico concierto de The Who en las piernas volvemos hacia las pistas de tenis y en uno de los escenarios que nos faltaba, el Stage 5, comenzamos a ver a los Irlandeses irreverentes e insultantemente jóvenes THE STRYPES. Protegidos, entre otros, por el gran Daltrey del que veníamos enamorados. La pista se encontraba a un cuarto de capacidad y las pequeñas gradas se iban llenando poco a poco. Los de Cavan arrollaron en la salida y poco a poco se fueron metiendo al público en el bolsillo que al final llenó el estadio y colgó el completo con gente en la puerta a la espera de poder pasar al recinto. Y todo eso a pesar de las perdidas de letra de su frontman Ross Farrelly, que quizá por haber bebido de más no encontraba el ritmo y se perdía y se quedaba en blanco en algunos temas. El sonido era bueno y a esas alturas el público solo quería saltar y vibrar, aunque The Strypes no llegó a conseguirlo. La comida era nuestro próximo objetivo y hasta allí nos fuimos. Comer lo conseguimos, después de largas colas. Lo que no conseguimos en la zona fue bebernos una cerveza, ya que la falta de previsión había dejado a la única barra de la zona de comidas sin el zumo de cebada, una lástima y otro pero mas.
El último de los conciertos del jueves era el de unos VETUSTA MORLA que acudían desde su casa con los deberes ya hechos. Son una de las bandas nacionales con mejor directo y eso es una realidad, acrecentado con la gira de “La Deriva” que ya toca a su fin, pero que podremos disfrutar en unos pocos festivales antes de su apagado oficial. Vetusta cambia y la gira no es igual, tienen sus tiempos y sus etapas y ahora toca la forma final. Algunos temas han sido tocados para sus últimos directos y así es como Vetusta evoluciona para dar al público lo que quiere oír y conseguir que aunque les tengas que ver dos o tres veces, no quieras perderte sus directos. El sonido Vetusta es mas Vetusta que nunca y sus letras son lo que siempre han sido, uno de los mayores exponentes de que hay algo por lo que luchar. Muchos critican la falta de final festivalero en el Mad Cool. No existen Dj’s a partir de cierta hora y yo creo que, con acierto, es mejor dejarlo a esa hora que seguir hasta altas horas de la noche. Y así termina nuestro primer día de Mad Cool.
VIERNES
A pesar del mal rato (dos horas aproximadamente) que pasamos el jueves a la salida debido a la mala organización y la poca previsión (multitud de gente, pocos taxis y unos autobuses muy mal señalizados), volvimos el viernes con muchas ganas de disfrutar de otra jornada de buena música.
Los primeros del día de hoy (en nuestra agenda personal) eran L.A. Lo único malo es que tocaban a las 19.20h en el Stage 3 (del cual aún alucino con respecto a su inmejorable e increíble acústica) y a las 19.35h tocaban STEREOPHONICS en el Stage 1 (el principal y más grande). Lo cual hacía bastante difícil disfrutar de los mallorquines sabiendo que a la tercera canción tenías que salir, literalmente, corriendo de allí. Si tuviera que resumir los inconvenientes (o más correctamente, asuntos mejorables que la organización debería tener en cuenta para su segunda edición) es que me pasé el festival oyendo un TIC-TAC continuo en mi cabeza como si de una carrera a contrarreloj se tratara. Está genial montar seis escenarios, de los cuales dos eran enormes, uno grande (pista central de la caja mágica) y dos decentes (el stage 6 ni lo pisé como podéis ver), pero si llevas 24 grupos por día (entre ellos, bastantes grupazos) a repartir entre dichos escenarios en un recinto tan grande y mal señalizado, en el que la gente perteneciente al STAFF (incluido el personal de seguridad) no tiene ni idea de donde está cada sitio y además en los únicos carteles que encuentras lo único que pone es: “TO EVERYTHING”, sinceramente, parece una gymkhana de pollos sin cabeza.
Gracias a Dios, el segundo día ya habíamos aprendido (por nosotros mismos) donde estaba cada escenario y el camino más corto, por lo que correr se hacía más llevadero. Corríamos debido a que se solapaban muchos grupos, y me pudo el “ansia viva” por lo que apenas disfruté de la mayoría de los conciertos (reconozco que aquí el 50% es culpa de la que escribe). El segundo aspecto a mejorar, sería el tema del “cashless”. Está genial el método de pago, pero debería haber estado, lo primero, bien comprobado el funcionamiento, y segundo, a tiempo en todas las barras del festival (o, al menos, en algunas). No puedo hablar por todas, pero en la mía regalaron bastante cerveza (a nosotros incluidos) por el cabreo del personal. Menos mal que el segundo día funcionaban de manera más correcta y eran menos los fallos que se daban.
Continuando con los grupos, puedo afirmar, que vi diez minutos del concierto de L.A y que me fastidió mucho tener que irme para poder ver a Stereophonics, pero en estos casos hay que ser prácticos y hacernos a nosotros mismos la pregunta: “¿Cuándo podré volver a ver a unos y cuando a otros”? Y como obviamente es menos probable que pueda volver a ver a Stereophonics en directo, opté por, como no, correr.
Llegando al Stage 1, casi abarrotado, pudimos ver a la banda liderada por Kelly Jones. Los de Gales no decepcionaron. Potentes y con un sonido limpio tocaron desde su relativamente reciente “C’est la vie” hasta temazos como “Indian summer”, “Have a nice day”, “Maybe tomorrow” y como no, como colofón final, la gran esperada “Dakota”.
Después de cantar, gritar y saltar al ritmo de “Dakota”, el horario marcado nos llevaba a algo más tranquilo. Acudimos entusiasmados al Stage 5 para poder ver a MICHAEL KIWANUKA. Como amante del Soul y gran admiradora del, por desgracia, ya fallecido Otis Redding, tenía muchísimas ganas de ver a este grande en directo. Pero como no, debido al mencionado solapamiento de conciertos, llegamos un poco tarde y lo que nos encontramos fue una pista, y sus respectivas gradas, abarrotadas por completo. Una cola de unas ciento cincuenta personas fuera deseando entrar y un personal de seguridad cumpliendo con su trabajo rigurosamente. Por lo que después de veinte minutos de inmensa paciencia, pudimos pasar y escuchar los dos últimos temas del cantautor británico de ascendencia ugandesa. Algo que me dejó con unas ganas tremendas de más de él, por lo que os aseguro no me perderé su concierto del 17 de noviembre en el Teatro Barceló (Madrid), al cual, desde aquí, os aconsejo asistir.
Fue nuestro momento para cenar. Si no comíamos algo temíamos morir de inanición (vale, estoy exagerando, pero a mí tanto correr me da mucha hambre) así que acudimos a la zona de “Foodtrucks”, donde había gran variedad de comida (como era de esperar) pero había guantazos por sentarte en una de las pocas (eso sí, muy bonitas) mesas redondas y blanquitas que inundaban la zona de comida.
Después de comer algo, como en todo festival de vecino, caro y escaso, acudimos de nuevo al Stage 5 (el día iba de escenarios pequeñitos para nosotros) a ver a BENJAMIN FRANCIS LEFTWICH. El nuevo talento proveniente de York (Reino Unido). Pudimos ver poco de él debido (otra vez) a la cola que fuera de la pista había.
Para acabar la noche fuimos al Stage 2 para poder ver el directo de BAND OF HORSES que tocaban a las 23.25h. Sin lugar a dudas, los cabezas de cartel de la noche. Si los comparamos con el concierto que dieron en el DCODE 2011, estos chicos rompieron moldes. Estuvieron increíbles ahí arriba, la voz de Ben Bridwell no cesó y desplegó toda la grandeza que contiene. Venían con disco bien bien fresquito en sus bolsillos y nos sorprendieron con temas de su último trabajo (“Why are you OK”, Interscope, 2016) como “Casual party”, “Hag” o “In a drawer” entre otros. Aunque no olvidaron sus grandes canciones, que son casi como himnos ya, entre los que se encuentran temas como “Is there a ghost”, “No one’s gonna love you”, el increíble clásico “Laredo” o su tema estrella, por el cual casi cualquier persona les reconocería, “The funeral”.
SÁBADO
La noche anterior nos fuimos prontito a casa al ver acabar a BAND OF HORSES, por lo que hoy no queríamos perdernos nada. Llegamos a las 19.00h para poder ir a ver a WILD BEASTS, además actuaban en el Stage 3, mi preferido con diferencia, y por lo visto, el elegido por la organización para los grandes del festival en cuanto a electrónica se refiere.
Volvía a repetirse mi “ansia viva” y debido a que estos empezaron a las 19.10h y GARY CLARK JR a las 19.15h en el Stage 1, otra vez me vi corriendo por aquel pasillo tan largo que unía la gran explanada con los escenarios cerrados. Con señales de carril (y ahora entiendo por qué, pues mi velocidad mínima no bajaba de los 25km/h) para indicar el sentido de cada calzada, solo me faltaba vestir de rojo para parecer Rayo Mcqueen.
Estaba deseando ver a GARY CLARK JR, y sabía de antemano que no decepcionaría. Comenzó con “Bright Lights”, y ya solo con eso nos metió a todos en sus bolsillos. El Norte Americano derrocha sensualidad con su blues, eso es así. La única decepción fue que no tocaran “Don’t owe you a thang”, la cual estaba deseando escuchar en directo.
A las 19.55h empezaban DIIV en el Stage 4, por lo que tocaba correr de nuevo (creo que es el único festival de mi vida en el que he estado al borde del infarto). Estos chicos de Brooklyn no sacaban nuevo trabajo desde su disco debut (Oshin) en 2012. Y ahora venían a presentarnos su nuevo LP (Is the is are), aunque nosotros solo queríamos escuchar (y enloquecer) con los ritmos de “Doused” perteneciente a su primer disco, y tras casi media hora de gran directo, por fin, sonó. El ambiente enloqueció y algunos de los allí presentes (entre los que por supuesto me incluyo) bailamos, saltamos y cantamos hasta la extenuación.
Con el subidón que ello conlleva, volvimos a la explanada donde se encontraban los dos escenarios principales. Llegamos tarde, por supuesto (el solapamiento de nuevo) pero yo tenía que estar ahí cuando sonara “Doused” si o si. Quisimos ver como WALK OFF THE EARTH se lo montaban en un escenario. Estos chicos Canadienses se han hecho famosos los últimos años, más que por sus propios temas, por sus vídeos de bajo presupuesto de versiones en los que se les puede ver tocando un ukelele a diez manos. Algo que hicieron en directo con el tema “Somebody that I used to know”. Divertidos, por supuesto, nos hicieron el rato agradable (pero sin más) mientras todo se inundaba para coger sitio. Allí todo el mundo quería estar bien cerquita para ver a Neil Young.
NEIL YOUNG no solo interpretó el set acústico que realiza en toda su gira, sino que nos desarmó con los primeros acordes de “After the gold rush” y nos emocionó con “Heart of gold”. Con la banda (Promise of the real), empezó a desglosar el mejor country rock que jamás haya existido. Tocaron “Human Highway”, “Down by the river”, “Alabama”, “Like a Hurricane” entre otras muchas, pues el concierto (o gran lección) se prolongó durante más de dos horas y cuarto. Es fácil cuando algunas de las canciones como por ejemplo, “Rockin in the freeworld” se extienden hasta los 15 minutos de extenuación. A petición popular salieron a marcarse un bis (algo que no se le permite a cualquier banda en un festival) y nos regalaron una intensa e interminable “Love and only Love”. Por supuesto, sin lugar a dudas, fue el concierto de la noche, incluso del festival.
Tras esto, en el Stage 2 tocaban BIFFY CLYRO. No pudimos verlos todo lo que nos hubiera gustado, pues tocaba comer algo, pero solo puedo decir, que de la banda post-hardcore que recuerdo queda poco. Mucho más suaves que como los vi unos BBK atrás, sonaron bien, decentes y con una puesta en escena sobresaliente, pero sonaron distinto, como si no fueran ellos. Bastante más suaves. Quizás viniendo de donde veníamos cualquier cosa nos habría sabido a poco.
Después de comer algo acudimos al Stage 4, allí actuaban BEN MILLER BAND. A pesar del retraso de casi media hora con la banda en el escenario y haciendo pruebas de sonido con un público que se iba deshinchando, a pesar de los silbidos y abucheos que estaban recibiendo por los problemas técnicos a los pocos segundos de comenzar la actuación, y a pesar de no pedir ni siquiera perdón por ello, remontaron a lo bestia. Esta banda procedente de Missouri (EE.UU) hace el mejor country/folk/blues que he escuchado jamás y en el escenario son inmensos. Lo malo es tener que irnos rápido si queríamos ver a TWO DOOR CINEMA CLUB que tocaban en el escenario principal a la 01.00h y que para nosotros, sería el último concierto de la noche y del festival.
Los Norirlandeses son unos clásicos en los festivales de nuestro país y no hay verano en el que no acudan a dos o tres de ellos. Venían con algo recién salido del horno. Poquitos días antes pudimos escucharlo, era “Are we ready?” y por supuesto la presentaron en dicha actuación. Siempre he sido muy fan de ellos, pero he de decir, que cada vez que les veo me decepcionan más. Me parecen cada más “soseras” y menos merecedores de la gran cantidad de fans que acumulan. Por supuesto sonaron “Something good can work” (que eso pensaron ellos de su primer disco), “I can talk”, “What you know”, que son entre otros pocos más, sus grandes himnos ya, y por supuesto las bailamos. Pero a mí personalmente, empiezan a aburrirme un poco, porque es más de lo mismo y son varios años ya.
A CAPITAL CITIES ni acudimos a verles. Para ser completamente sincera, me lo ahorré, mi tiempo vale mucho. Vale, si, “Safe and sound” mola, es pegadiza y bailable al máximo pero este grupo no tiene más. Ya les ví hace un par de BBK y la decepción no pudo ser mayor. Tan solo tocaron “safe and Sound” y distintas versiones en modo “Loop” (una y otras vez). Siendo honesta, me ahorré el mal trago.
Con esto para nosotros, acababa un festival que había sufrido la novatada por ser su primera edición. Quizás cosas, ya mencionadas, muy mejorables. Quizás otras difíciles de mejorar (el aforo de algunos de los escenarios). Pero son una gran apuesta para poder convertirse en uno de los festivales más importantes del país. Estamos seguros de que mejoraran estos pequeños inconvenientes para su segunda edición, la cual estamos deseando que llegue ya.