LEÓN BENAVENTE. SIEMPRE HACIA DELANTE
Albacete, 3 de junio de 2016. Sala ClanDestino
En esta vida no es excesivamente difícil discernir entre los Reyes Ricardo y los valientes. La cosa se pone más complicada cuando se trata de diferenciar a los buenos de los mejores. A ciertos niveles, la clave suele radicar en que en los momentos clave se tome la decisión acertada. Ese instante crítico en el que en un cruce vital tienes que decidir si clavar el freno o cerrar los ojos y jugártela haciendo un pedal to the metal. Y justo a continuación, bien sea a una u otra orilla, cuando te hayas librado de ser arrollado por el camión de mercancías que tenía todas las papeletas para haber acabado contigo, con todo el subidón de adrenalina, paladees, como el mejor de los manjares, la gota de sudor que conduce el escalofrío que recorre tu columna vertebral.
Esa bien podría ser la historia que están escribiendo los León Benavente. Desde su deslumbrante disco debut su trayectoria ha sido siempre hacia delante. Han sabido marcar los tiempos a la hora de publicar nuevo material evolucionando en todos los sentidos. En su segundo LP -que fue disco del mes de abril en revistaindie.com- sin terminar de dejar de lado las situaciones críticas en las que tan bien se mueven, han dado una vuelta de tuerca hacia una visión más optimista, mostrando su alegría por vivir lo que están viviendo. Cuestión que también han trasladado a sus directos que además han ido ganando enteros con el paso de estos tres años. Sin duda, ahora mismo, encarnan ese mercancías que amenaza con llevarse todo lo que se ponga por delante.
Así comenzaron su segunda visita a Albacete, arrancando sin concesiones en una Sala Clandestino que terminó por colgar el cartel de no hay billetes. El inconfundible inicio de Tipo D abrió la veda y pronto pusieron su motor a máxima potencia con California, en la que quedó patente el sensacional sonido de la sala esa noche.
La Ribera abrió un bloque más íntimo, demostrando una vez más que siguen narrando con asombrosa precisión momentos únicos en precipicios. Ánimo Valiente dio paso a la desgarradora Estado Provisional y con Década volvieron a subir las revoluciones, terminando de convertirse en El Rey Ricardo en una auténtica tuneladora impulsada por las baquetas de César Verdú. Hubo tiempo para convertir el parón por un problema técnico de Abraham Boba en una felicitación por su cumpleaños y reemprender la marcha con La Vida Errando y Nuevas Tierras. En ellas no dejó de sobrevolar el ambiente una sensación de calma previa a la tempestad. Parecían estar haciendo malabares con dinamita con la suficiencia de quien puede hacer saltar todo por los aires en el momento que estime oportuno. Ese momento llegó con Gloria, un zapatazo en la sien que podría hacer hervir la sangre al más sosegado de los notarios del reino y empujarlo a fundir su oro en busca de nuevas sensaciones. Sin bajar el pistón, ejecutaron Celebración, con un Boba pletórico –para algo era su día- y La Palabra. Confesaron hacer Revolución después de mucho tiempo y cerraron con Todos Contra Todos antes de ir a echar unos colodros.
Reabrieron los bises con el relato de sus días en el D.F. que es Habitación 615. Pero nuevamente como si nos encontrásemos en el ojo del huracán, todo el mundo mantenía la tensión en espera de la traca final. Como quien contempla al artificiero que se detiene en sus labores de desactivación para echarse mano al bolsillo, sacar un Zippo y con un hábil gesto se enciende un trujas. Estaba claro que se iba a prender la mecha. Y así fue. Dejaron salir a borbotones toda la alegría en la declaración de principios que es Aún No Ha Salido El Sol. Con el demoledor riff de Luis Rodríguez y la complicidad total con Edu Baos, uno no puede dejar de pensar que, pese a preferir la cercanía de las salas, en uno de los festivales por los que girarán este verano pueden devastar escenarios y alrededores, campings incluidos. Tenlo en cuenta si tienes previsto asistir a alguno, recuerda anclar bien tu tienda.
No podían terminar de otra manera que no fuese siendo Brigada y dejando una sensación de extraña euforia. Porque por increíble que parezca, no hemos tenido bastante. Y es que esta ha sido la última vez que los hemos visto y ha sido la mejor.
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