LEÓN BENAVENTE. LA LLUVIA QUE NO CESA
Toledo, 25 de noviembre de 2016. Sala Círculo de Arte
La noche se presentaba muy gris y no paró de llover. Lo que no sabían muchos de los que se congregaron en la iglesia de San Vicente era que también iba a llover a cántaros dentro del templo sin culto. Desde el “cubillo” cayeron hordas de decibelios que dejaron al respetable atónito ante la descarga que se produjo a lo largo de la maravillosa velada. Y es que al fin el público respondió al llamamiento de una de las mejores bandas del momento, en nuestra escena independiente. Llenazo histórico, con un sold out previo que dejó unas pocas entradas en taquilla que fueron vendidas en poco tiempo, y respuesta de una banda, que se presuponía cansada por su intensa agenda, pero que tocó como si fuera el último bolo de la gira y ante cien mil espectadores.
Empezaron fuerte y todos los que estábamos allí también queríamos ser alemán, y liberal y por supuesto, todos queríamos ser Marylin. Lo que era seguro es que nos encontrábamos ante uno de los hits, pero no el último. También sabíamos que nos hallábamos entre fanáticos, algún cargo público y muchos clásicos. Tipo D fue el inicio, y rápidamente nos trasladaron a California para ser malos, muy malos, protagonistas del Late Night Show como una broma infinita. Sin descanso nos llevaron al borde de La Ribera, enseñando el palacio pistola en mano y Ley Corcuera, para enganchar al que quedaba con una patada en la puerta. En solo tres temas, el que no conocía a Leon Benavente en directo se dio por enterado. Verdú se hace cada vez más fuerte en la batería. Edu Baos nos muestra hasta donde puede llegar un bajo en sus manos y Luis está allí, sin molestar, pero llevando el peso de las melodías con su guitarra, como el que no quiere, pero queriendo.
Tres temas de su último trabajo, que es el que lleva el peso del concierto. Queremos mas y sabemos que nos lo van a dar. Su homónimo primer disco tiene perlas como Las Hienas que dan un repaso en tres minutos al poder y sus jugadas que aunque no lo entiendas van a por ti. Nostradamus pasó a la historia y en éste punto es Boba el que te cuenta lo que ha pasado y lo que pasará, aunque quizás no lo veas delante. Vuelta al destape y efervescencia de la gente con Ánimo Valiente. Una oda a muchos de los que allí se encontraban y que vivieron otros tiempos en primera persona, como Don Quijote y Sancho Panza.
Abraham Boba merece un apartado sólo para el. Hace el ruido justo para ser el más grande, controlando los tiempos de cada nota que sale de los equipos de sonido. Y quiere ser el centro, y lo consigue, embriagando al respetable con todos sus gestos, medidos y meditados hasta la extenuación, elegante siempre y con su energía contagiosa, muy contagiosa.
Nada se queda en la imaginación y hasta las casas vacías de Seseña tienen mención en La Vida Errando. Todo lo que cuentan es sátira, crítica, burla, sarcasmo, ironía, retintín y por eso son grandes. Por contarlo así, sin esconderse. En un mundo en el que al final la disputa se convierte en Todos contra Todos sin darnos cuenta que no se trata de eso. Debería ser todos contra ellos, contra los que nos manejan a su antojo. Así nos sentimos, pero nos dejamos. Manejados durante hora y media por cuatro tipos, no D, a su antojo. Al de sus melodías, emborrachados de su letras y conmovidos por sus relatos. La Revolución con sus navajas de Albacete tenía que llegar y ya a esas alturas de concierto estábamos ante algo único en la mítica sala toledana y todavía quedaba lo mejor. Gloria fue una inyección de adrenalina, mierda de la buena y éxtasis total en una sala que empezó sonando bien y que en cada tema se iba superando, algo muy difícil pero que con un gran y largo trabajo en la prueba de sonido siempre se consigue cuando sabes lo que haces.
El bolo tocaba a su fin y así llegaron Celebración, La Palabra y ese apoteósico final con Habitación 615 y Boba hincando las rodillas en delirio constante. La revuelta, para los mal llamados bises, comenzó con la tranquilidad de Década, con la seguridad de que ya todos los que allí estábamos íbamos a tirar de la misma cuerda para que algo tenga que cambiar. Quizás esta noche no iba a cambiar mucho y así el final fue como siempre, el más culminante, frenético y delirante que podía ser. Mientras nos decían que esto aún no ha terminado y que no se iban a marchar la gente bailaba sin freno el estribillo de Aún No Ha Salido El Sol. Y además no paraban, al encadenar Ser Brigada para uno de los mejores finales posibles, chaqueta fuera incluida, y salto al público de un Abraham Boba que se encontraba mas que feliz de su paso por la ciudad imperial.
Creo que me quedo corto si digo que hoy por hoy Leon Benavente tienen el directo mas contundente que se puede vender en el mundo independiente actual. Y que en sala pequeña todavía es mas impactante. Muchas veces el éxito o el fracaso de bandas similares se producen por pequeños detalles de los que nosotros, los espectadores no nos damos cuenta. Pero esta banda se ha ganado su éxito a base de ser los números uno en estos directos, y quizás en éste caso se merezcan llenar estadios mas que muchos que los están haciendo o los van a llenar próximamente.
Yo desde aquí solo puedo apuntar una cosa. ¡¡¡ESCENARIO PRINCIPAL!!! ¡¡¡ESCENARIO PRINCIPAL!!! ¡¡¡ESCENARIO PRINCIPAL!!!