DCODE 2014. PROGRESA ADECUADAMENTE
Madrid. 13 de septiembre de 2014. Cantarranas
Cuarta edición del festival DCODE de Madrid que sin un cabeza de cartel capaz de seducir a las grandes masas y con un precio desorbitado de las entradas no consiguió llenar un recinto mucho mejor organizado que en ediciones anteriores. El sonido de los escenarios grandes sigue siendo bastante mejorable, más si tenemos en cuenta el mencionado coste de la entrada.
Los encargados de abrir el festival fueron KITAI, ganadores del concurso de bandas BDCODER, que derrocharon energía y sonido descargando los cartuchos de su próximo primer disco; nos esperan grandes momentos de rock con estos chicos. Los murcianos Perro con una considerable afluencia de público para una hora tan temprana y con dos baterías en la formación hicieron disfrutar a los asistentes desgranando su LP “Tiene bacalao tiene melodía”. Quizás el calor les pasó factura, se echó de menos algo más de conexión con el público.
Belako, demostraron por qué son una de las bandas españolas nuevas que más interés están generando, concierto muy completo, voces que pasan del murmullo al grito..., canciones que mezclan post-punk y electrónica... y sobre todo actitud sobre el escenario, así consiguen contagiar hasta al más escéptico. Band of Skulls estuvieron correctos y muy lineales a la hora de presentar su tercer disco, “Himalayan” publicado con el apadrinamiento de Jack White. No terminaron de convencer a un público que esperaba más de los británicos. En el escenario más pequeño del festival se presentaba Francisca Valenzuela, la chilena demuestra su natural desparpajo con un show muy festivo y bailable.
La gran decepción del festival fueron Bombay Bicycle Club que no supieron sacar partidos a los grandes temas de su último disco “So Long, See you tomorrow”, temas que se esperaban más efectivos y poderosos, como “Carry Me”, “Luna” o “Feel” sonaron monótonos y sin intensidad, incapaces de hacer saltar al público. Como contramedida a la desilusión decidimos acudir al escenario pequeño a descubrir a Royal Blood, que solapados con Russian Red consiguieron congregar a una gran cantidad de público a la caída del sol. Afortunados aquellos que estuvimos allí, que pudimos presenciar un brutal concierto de rock, sin duda el mejor del festival, en el que el dúo británico repartió zarpazos como “Figure it out”, “Come on over” o “Out of the black”. Increíble como el grupo con tan sólo dos componentes puede emitir semejante muro de sonido.
El jovencísimo Jake Bugg derrochó talento y timidez a partes iguales, entregando grandes momentos de indie-folk-rock, encandilando con sus baladas al más puro estilo Bob Dylan, y levantando al público para hacerlo bailar con los guitarrazos de “What Doesn't Kill You” o “Slumville Sunrise” pertencientes a segundo álbum. El camino estaba allanado para el éxito del gran cabeza de cartel, Beck, que demostró una vez más, y tras mucho tiempo sin venir por España, sus dotes de artista mundialmente reconocido. El estadounidense realizó un repaso por los temas más conocidos de su carrera al tiempo que demostró que no se le resiste ningún estilo musical; así, consiguió hacer vibrar y disfrutar a todo el público con uno de los mejores conciertos del festival. Los madrileños Sexy Zebras, como ya viene siendo habitual en ellos, dieron un recital de atrevimiento, actitud y entrega pese a coincidir con el dios Beck, incluso adelantaron algún tema de su próximo disco.
Vetusta Morla jugaban en casa, favorecidos por el horario abarrotaron el césped del C.D. Cantarranas. Sabedores del lastre que supone su segundo disco “Mapas” en el directo de la banda, centraron su concierto en los temas de su último y reivindicativo largo “La deriva”. Rescatando los himnos de su mejor disco “Un día en el mundo” Pucho consiguió arrastrar al público hasta el delirio, público que acabó coreando junto a él las letras de “Sálvese quien pueda” y “Copenhague” en el punto álgido del festival. Toda una demostración de fuerza de los locales, que dejó sorprendido a más de uno, entre los que me incluyo, tras el carpetazo que han dado a su segundo disco.
La Roux completó una actuación sin muchos alardes pero llena de magnetismo, dejó buenos momentos de electrónica que junto a su atrayente figura hizo las delicias de sus seguidores. Chvrches, que tanta expectación crearon con su inclusión en el cartel del festival, no estuvieron a la altura; muy limitados en voz y volumen no explotaron el gran potencial que se les supone y se puede apreciar en su disco debut “The Bones Of What You Believe”, dejaron una mala sensación generalizada. Cerraron la noche Digitalism DJ Set que consiguieron hacer bailar y saltar a la gente que aguantó hasta el final y Ocho y Medio DJs que se marcaron una sesión llena de pelotazos del indie nacional e internacional.
Después de 12 horas de conciertos sin descanso (se sigue echando de menos la posibilidad de poder entrar y salir del recinto sin restricciones) abandonar el recinto se convierte en una odisea; el transporte público a la salida del festival es muy deficiente, a ver si en la próxima edición ponen el mismo interés en mejorar este punto que el que han puesto este año en evitar el botellón en los alrededores porque será de 10.
Esperamos que el DCODE siga mejorando sus puntos débiles para convertirse en el festival de música que la ciudad de Madrid y el precio de la entrada merecen.