SEPTIEMBRE. NARCOS
Mucha expectación se había creado tras el éxito cosechado por la primera temporada de Narcos, una de las series más prolíferas de Netflix. Miles de personas esperaban ansiosas el estreno de la segunda entrega de las vivencias de Pablo Escobar. Una tanda de ocho capítulos que ha asentado una de las tramas con más proyecto en el mundo de la serie y que ha unificado, en parte, a toda la crítica en un positivismo claro.
Netflix adelantó en la promoción de la temporada una muerte asegurada del narcotraficante más famoso de la historia.Wagner Moura encarna a un Pablo agónico que está predestinado a morir desde que comenzó el rodaje. En algunas entrevistas confiesa que ha sido el papel más difícil de toda su carrera, tanto por el perfeccionamiento que ha tenido que realizar de su castellano como el de poder actual tal y como se comportaba Escobar, un tipo escurridizo y querido por todo Colombia. El protagonista, plasmado como alguien familiar y cercano, confunde al espectador en todo momento. Una sensación de amor-odio recorre la mente de cada uno que ve la serie sumado a una pena que se apodera al terminar la temporada. Confusión lo llamaría yo.
La trama, bien definida y abierta, incluye nuevos personajes como Los Pepes, grupo paramilitar que inunda de miedo las calles de Medellín. Además, la historia de Javier Peña es enfocada durante toda la temporada. Un personaje atormentado y desconfiado que, en predicciones austeras, tiene todas las papeletas para quedarse como protagonista principal de las dos próximas temporadas firmadas y aseguradas por Netflix.
En general, la crítica se ha portado bien con Narcos y la muerte de Pablo Escobar. Únicamente se ha reprochado la falta de fluidez de los actores en todas las conversaciones en castellano, una característica muy marcada en casi todas las telenovelas latinoamericanas.