PIELES Y LO QUE NO SON PIELES
Qué duro debe de ser transgredir en el cine cuando muchos lo hicieron tan bien hace décadas. Qué duro, qué complejo, qué reto y qué fácil quedarse en el intento. Es más que evidente que el postmodernismo se ha apoderado de nuestra sociedad y ya no es ninguna novedad para nadie ver un desnudo, una violación o una perversión inimaginable en pantalla. Lo siento Eduardo, pero has llegado tarde a tu público, del que jamás llegarás a ser un referente por este camino.
Estamos ante una película coral, de lo que podríamos catalogar como “historias cruzadas”, pero que a día de hoy sigo intentando descifrar si se cruzan por motivos argumentales o por el miedo a reconocer que es una película conformada por cortometrajes que no llega a 80 minutos. Su estética rosa puede llamar la atención del espectador en un primer momento, no se puede obviar el gran trabajo de la dirección de arte y de Eduardo Casanova en este aspecto, pero lamentablemente la historia no aguanta ni por asomo la calidad de la escenografía que acabas obviando a los 20 minutos del comienzo. Una pena que una estética tan potente se quede en ser un gancho de marketing y la línea visual del Instagram del realizador.
Ni siquiera el tremendo reparto hace que empatices con los personajes: son tan inverosímiles y tienen tan poco protagonismo que no te importa lo más mínimo lo que les suceda. Evidentemente todos los acontecimientos son más que desagradables y deberían remover algo en el público ante semejante despliegue de pretenciosidad. Sorprendentemente, sí que lo hacen: remueven cada poro de la más pura indiferencia, y este sentimiento es el último que debería causar una película como “Pieles”.
Eduardo Casanova es un ferviente seguidor de John Waters, el director kitsch por excelencia, el héroe de la contracultura, de la rebelión contra la autoridad, del exceso... Pero ¿qué influencia de Waters debemos interpretar en “Pieles”? Formulo esta pregunta porque personalmente no la he encontrado, y me niego a reconocer que un culo en la cara, una mujer con diamantes en vez de ojos y un adolescente que desea amputarse las piernas sean motivos suficientes para elevar “Pieles” al cine de este genio.
No hay una historia, tampoco hay una crítica consistente, no sé si hay que interpretar algún mensaje más allá de que las personas somos más que nuestro aspecto físico y tampoco parece haber pasión en este film. Desde el respeto y queriendo pensar que todo el trabajo que hay detrás va más allá de un simple capricho para llamar la atención, espero ver pronto la próxima película de Eduardo Casanova, ya que no cabe duda de que la habrá.
