PATERSON
Escribo sobre ‘Paterson’ mucho tiempo después de haberla visto, porque es una película que te acaricia hasta esconderse detrás de la piel y salir a la superficie en los momentos más cotidianos, como puede ser el despertar a la llamada de una alarma.
Paterson, el protagonista, es conductor de autobús y escritor de poesía en sus ratos libres, y vive en la pequeña localidad de Paterson, Nueva Jersey. El filme que ha creado Jim Jarmusch es una oda a lo banal. A una rutina que se repite una y otra vez, como los idénticos gemelos con los que se va encontrando por la ciudad, una ciudad que comparte nombre con él. Paterson. La cinta reflexiona sobre la extrema sensibilidad que tiene un poeta, alguien que se dedica a ver lo extraordinario en lo simple. Una caja de cerillas, un paseo nocturno con tu perro, un viaje de autobús o un almuerzo frente a un puente común. Las pequeñas cosas que componen tu vida y que además son una repetición constante de tu día a día. Cada día de la semana empieza con el mismo plano, Paterson y su novia dormidos en la cama. Cada día de la semana, Paterson llega a la estación de autobuses para conducir un autobús. Cada día de la semana, Paterson le pregunta a su gruñón compañero por su estado de ánimo. Cada día, el gruñón compañero le relata sus problemas. Los mismos. Pero Paterson coge esos patrones diarios y hace lo mejor que se puede hacer con ellos, convertirlos en excepcionales a través de la poesía. Siempre acompañado por su inseparable libreta.
El filme también nos habla de un yo desdoblado. La persona que somos y la persona que queremos ser. De la apatía que se instala entre estas dos variantes. Y de lo bella que puede llegar a ser esa apatía. Tan bella como un poema. Tan bello como el recurso de Jarmusch al retratar a las gentes a través de conversaciones en el autobús. Y colocarnos esa idílica pareja infantil e inusual de ‘Moonrise Kingdom’, ya adolescentes, hablándonos de Giuseppe Ciancabilla, un anarquista italiano que vivió en Paterson.
Jim Jarmusch ha creado una obra magistral con ‘Paterson’, siendo capaz de otorgarle ternura y perturbación a partes iguales a una historia que relata los pequeños detalles del día a día, no las grandes hazañas. Al fin y al cabo, muchos de los días de nuestra vida son mera rutina, y aguardamos ese suceso extraordinario, al igual que aquel poeta amateur que espera, con desinterés, la posible publicación de su obra. Él es Paterson.