NOVIEMBRE. ANTIDISTURBIOS
Tendemos a ensalzar o enmierdar casi todo lo que vemos, nos encanta polarizar. Sobre Antidisturbios, estos últimos días, habremos oído decir que es la mejor serie española de la historia y también que es una trampa que humaniza a los antidisturbios que pegan a la gente. Ni todo ni nada. Antidisturbios es una serie buenísima, con sus claroscuros, que a mí me suelen aparecer con Sorogoyen, pero sobre todo es una obra valiente, entretenida y que nos hará pensar en muchas muchas cosas. Movistar + vuelve a ofrecernos ficción española de gran calidad.
Algo parecido a lo de Antidisturbios ha ocurrido con Patria. Solamente con el cartel ya salieron ofendidos detractores a denunciar una historia que precisamente habla de la concordia y del perdón, alegando el blanqueamiento de la banda terrorista. Sin ver la serie, sin leer el libro, sin pensar que estamos hablando de una serie española con el sello HBO. Es curioso que al mismo tiempo podamos ver dos series tan buenas y que tengan en común lo hirientes que pueden resultar para una sociedad tan adolescente e inmadura como la española.
La historia nos presenta a una unidad de antidisturbios y cómo algo que ocurre durante la ejecución de un desahucio cambia sus vidas profesionales y personales para siempre. A raíz de la investigación, una agente de asuntos internos empieza a cobrar importancia hasta hacerse la auténtica protagonista.
Lo que en principio recuerda a The Shield, empieza a tornarse más hacia The Wire, cuando las corruptelas y la conspiración política se van apoderando de la trama. Al igual que en ‘El Reino’, la historia tiene muchos puntos en común con casos de los últimos años: la gentrificación en Madrid o abusos de la policía con inmigrantes. Incluso hay personajes que, aunque no comparten nombre con su homólogo real, son fácilmente reconocibles. Se agradece que la historia no nos trate como imbéciles como sí sucedía a veces en ‘El Reino’, sobre todo en esa secuencia final de la entrevista.
Toca hablar del reparto, y del increíble trabajo que hacen los actores de Antidisturbios. Quizás sea lo más notable de la serie, y eso dice mucho en un producto que destaca en tantos aspectos. La unidad está formada por Hovik Keuchkerian, Alex García, Roberto Álamo, Raúl Arévalo, Raúl Prieto y Patrick Criado. Completa el maravilloso elenco Vicky Luengo, que interpreta a una agente de asuntos internos brillante, pero también obsesiva, y que acaba resultando, como hemos dicho anteriormente, la auténtica protagonista.
Sorogoyen es un magnífico director de actores y lo ha demostrado una vez más. Los personajes que suele construir junto a su compañera de fatigas en la escritura, Isabel Peña, siempre tienen algo en común, y es ese lugar oscuro en el que sus personalidades se ahogan. Esta vez, además, parece que el formato de serie les ha dado el tiempo necesario para que estén mucho mejor dibujados. Es muy probable que empaticemos con los personajes, por muy deleznables que sean algunos. ¿Quiere decir eso que se está blanqueando el trabajo de los antidisturbios incluso cuando pegan a civiles durante un desahucio? No lo creo. Lo que sí creo es que estamos ante una ficción tan bien escrita que saca el lado humano, porque lo tienen, de personas con las que muchos no tenemos ni tendremos absolutamente nada en común. Es cuestión de puntos de vista. Para colmo, la vis cómica que desprenden actores como Hovik, Roberto Álamo o Patrick Criado, hace que se añada un plus humorístico a temas tan serios y a una realización tan asfixiante.
Asfixiante es una palabra que podríamos atribuir a la carrera de Sorogoyen. Gran parte de culpa la tiene Alejandro de Pablo, que además de encargarse de la dirección de foto, se encarga personalmente de manejar la cámara. Y es que en lo formal, Antidisturbios es sencillamente espectacular. Si Sorogoyen fuera coreano en vez de madrileño, tendría legiones de fans culturetas llenando los cines cada vez que estrena. Su exigencia en los planos se ve siempre reflejada en el resultado, como cuando el gran angular ahoga y deforma a los personajes o a través de esos milimétricos planos secuencia que nos enganchan a la pantalla.
Antidisturbios es una serie que ha levantado polvo entre sectores muy distintos de la sociedad. ¿No es eso lo que la ficción que entra en política debe conseguir? Aunque no estemos de acuerdo con ciertos enfoques, aunque nos parezca cobarde no dar nombres, o aunque nos caiga mal la script, primero hay que disfrutarla, si procede. Después de engullir y disfrutar los seis episodios de Antidisturbios, podremos sacar nuestras conclusiones y debatir con quien haya que debatir, que eso es lo realmente bonito de ver series y películas.