MARZO. LOSING ALICE

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Con un arranque tan cinematográfico y enigmático como el que tiene Perdiendo a Alice, es difícil no quedar atrapado en su telaraña. Apple TV nos trae nuestra serie del mes, un thriller israelí que bebe de grandes referentes para resultar muy pero que muy notable. 

Alice es una directora de cine cuya vida ha caído en el tedio, presa del bloqueo creativo y de un matrimonio con hijas pequeñas. Su marido es un actor a la espera de un papel que le consagre de una vez por todas. 

Todo echa a rodar cuando Alice conoce a Sophie, la joven que ha escrito el guion de la próxima película que hará su marido, Habitación 209 . La influencia de Sophie y esa perturbadora historia llena de traición, sexo y muerte seducen a Alice y pondrán su vida patas arriba.

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El guion de Habitación 209 funciona a ratos como Macguffin y a ratos como detonante de muchos momentos de la trama. Es difícil de explicar, y creo que esa mezcla es lo que hace muy especial a la historia. La parte de metaficción que hay en Losing Alice, obvia al haber un rodaje y una producción, sirve también para confundirnos y para crear el rompecabezas que debemos ir resolviendo. Eso sí, ese rompecabezas no es nada fácil, el guion (esta vez de la serie) está perfectamente compuesto y se mete en nuestras cabezas al igual que en la de Alice, para acabar estallando en un final tan sorprendente como brillante. 

Sophie habla en un momento de la serie de la influencia de Hitchcock como escritora, y no es casualidad. El maestro del suspense está presente durante toda la serie. Hay mucho de Sospecha, hay mucho de Vertigo, incluso hay mucho de La ventana indiscreta en la casa de Alice, con unos ventanales que incluso sirven para que nosotros mismo encuadremos planos plagados de voyeurismo. Pero no solo de Hitchcock bebe esta serie de la israelí Sigal Avin. David Lynch parece haber aportado muchas cosas de sus perturbadores universos y la sensualidad que emana casi cada escena bien podría haberla firmado Verhoeven. Eso sí, decimos sensualidad por no decir que a veces da la sensación de que todo el reparto de la serie parece estar cachondo el día entero.

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El triángulo de personajes de Losing Alice hace un trabajo que está a la altura de la serie, pero sobre todo destaca Ayelet Zurer, Alice. Su trabajo dando vida a una mujer fuerte y talentosa, pero insegura e ingenua a la vez, es magnífico. A pesar de lo desconocido del casting por estos lares, a muchos les sonará la cara de Zurer por su personaje en la Daredevil de Netflix. Además, la versión original en hebreo se hace sorprendentemente llevadera. 

Todo queda muy bien cerrado al final de los ocho capítulos de Losing Alice, así que en principio no tendría por qué haber segunda temporada. A pesar de esto, Apple Tv está demostrando mucha confianza en sus producciones, renovando incluso antes de estrenar, como con Servant, Ted Lasso o The morning Show, así que… nunca se sabe. 

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