FEBRERO. THE END OF THE FxxxING WORLD

end portada pop rock indie cine serieBORJA amarillo

Alyssa (Jessica Barden) a veces se tumba porque siente que todo es demasiado.

James ( Alex Lawther) está convencido de que es un psicópata asesino en potencia.

-Te he visto haciendo Skate, eres una mierda.

-Fuck off.

Este es el punto de partida de la historia de amor adolescente punk en forma de Road Movie llamada The End of the F***ing World.

Netflix estrenó en enero esta serie de la cadena británica Channel 4. No soy ni por asomo objetivo en cuanto a las series británicas, para mí son las mejores y punto. Esta cadena ya nos había regalado antes joyas con un tono similar como Utopía, Peep Show o Catastrophe, así como la archiconocida Black Mirror.

Su formato de 8 capítulos de corta duración hace que sea carne de maratón. Se ve con la ligereza que se leería el cómic en el que está basado, pero el poso que deja es bien diferente. No se trata de otra historia más sobre un amor adolescente bañado en posts de facebook y mensajes en instagram, estos dos protagonistas están realmente jodidos, con problemas universales de verdad, como lo estamos todos en el mundo.

Una huída casi literaria

Casi sin conocerse, nuestros dos protagonistas se ven el uno al otro como la pareja perfecta para huir de sus propias vidas. Cada uno tiene sus propios motivos y explicarlos sería estar spoileando la serie.

¿De qué huyen estos dos jovenzuelos? ¿Hacia dónde se dirigen? Esto es lo realmente interesante de la historia, esto y acompañarlos en la espiral de violencia, palabrotas y humor negro que van dejando a su paso por el camino. Además, la serie utiliza un recurso muy literario al que no estamos acostumbrados en ficción audiovisual. Podemos escuchar los pensamientos de Alysa y James. Cuando esto sucede, los planos se convierten en simple poesía visual, sobre todo cuando caminan hacia la cámara, algo que hacen muy a menudo y que nos hace ser cómplices de su evasión.

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¿Millennials?

Si la serie no nos mostrara el contexto social en el arranque, casi nos sería imposible averiguar si estamos acompañando a dos millennials o a unos jóvenes Bonnie and Clyde que se han vestido con la ropa de un escaparate de una tienda Vintage de Malasaña. James conduce coches antiguos, Alysa utiliza cabinas telefónicas, juntos escuchan música de los 50, 60 y 70 y nunca usan un smartphone o un MP3. La estética atemporal nos recuerda lo universal de los problemas existenciales que les atormentan, aparte de darle a la serie un aire clásico muy cinematográfico.

A pesar de esa atemporalidad, la serie también toca temas muy candentes en nuestra sociedad, sobre todo con situaciones que le suceden a Alysa. Hablamos de temas como la liberación femenina o la violencia machista que, por estar tan conectados con uno de los detonantes de la trama, no se pueden comentar sin desvelar claves importantes.

end 02 pop rock indie cine serieAunque la serie se pueda tomar como profunda e intensa, no podemos olvidarnos de que el humor está muy presente en toda la historia. Este es otro de sus grandes atractivos. Como hemos dicho anteriormente, fans de otras series, como Utopía o Misfits, se verán altamente satisfechos con la flema británica que esparcen los protagonistas.

The End of the F***ing World está ya renovada para una segunda temporada. No existen muchas pistas sobre cómo continuará la historia, puesto que acaba exactamente igual que el cómic de Chuck Forman, pero, dado que el final es completamente abierto, seguro que no nos dejará indiferentes.

Mientras tanto, tendremos que seguir aguardando al fin del mundo y, como Alyssa y James, trataremos de que no nos sorprenda en soledad.

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