SMILE
El buen rollo que desprenden y contagian hacen de sus conciertos una inyección de adrenalina continua. No quieres que acaben nunca. No te imaginas mejor lugar para poder pasar la noche. Es imposible salir sin una sonrisa. “Estos tíos son muy buenos” era el comentario más generalizado entre, esta vez si, más numeroso público que asistió a un recital de los que te acuerdas semanas después.
Ante sus amigos de lo que fue, para muchos, una de las mejores bandas de aquí, The Sunday Drivers, John desplegó todo su arte con la acústica, el ukelele y la prosa para ir cocinando una hora y cuarto larga de lo mejor de su repertorio, sobre todo de su último trabajo “Out of Season”, fuera de temporada, como él mismo nos presentó.
Y con él empezaron como si diéramos al play del reproductor sonando “Fight” y “Good Old Time”
primeras canciones del largo y las primeras que interpretaron, el público todavía frío no reaccionó hasta que sonaron los primeros acordes de “City Girl”, pasando antes por “California” del Ep “Seasides” (2012) e “Island Paradise” de su anterior larga duración “All Roads Lead to the Shore" (2010).
“School is Out” abrió la charla de John explicando que compuso la canción para celebrar uno de los días más importantes del año, el de las vacaciones de verano, cuando las clases terminaban.
Se combinaban temas de Out of Season como “Lucky Day” y “Only Young” y “Prision” con “All He Needs” y “Do As I Want” de su anterior trabajo y “Perfect Holiday” de Seasides. Mientras John entretenía al público con sus mezclas de Beatles y gasolineras, para arrancar otra sonrisa más.
Y para terminar antes de los bises “Oh La La” de los Faces en versión multivocal, ya que por el micro de John pasó toda la banda para cantar un trocito de canción, fantástico broche final, para un público entregado a lo que Smile quisiera. Y quisieron más y volvieron para deleitarnos con “Everytime” y su armónica y con “Happy People”. Y para terminar con “Give Me Back” cantado “a pelamen que es un lujamen” en la planta de arriba abandonando el escenario para que el resto del público los pudiera degustar más cerca.
Siempre digo lo mismo, me repito, pero me parece muy injusto que una banda como ésta no sea capaz de llenar un recinto más grande, y esto no es demérito del grupo, sino de la gente que acude a otros bodrios en masa y se deja los buenos grupos olvidados en el limbo. Mejor para los que estuvimos y disfrutamos de un sonido impecable, extraordinario en todos los niveles de este sitio tan singular para un concierto como es la Sala Pícaro. El viaje es largo, pero vuelvan pronto señores de Smile, por favor.
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