JULIAN MAESO. PROFETA EN SU TIERRA
Toledo, 10 de abril de 2015. Sala Los Clásicos
Creo que estamos ante uno de los grandes músicos que tiene nuestro país y a la vez ante una de las mayores injusticias que he visto en éste difícil mundo musical. Quizás por su mala cabeza, por ser tan informal, entre comillas, la gente diga que Juli Maeso no ha llegado a más, que lo dicen, yo creo que tiene un gran problema. Haber nacido en Toledo, incluso diría más, haber nacido en España, es el gran handicap con el que siempre ha tenido que luchar este tipo tan majo. Si su carnet fuera americano o inglés, Maeso sería una estrella musical comparable a cualquiera de las que copan los hits radiofónicos y los grandes festivales veraniegos y todo con la mitad de talento de la que el toledano tiene en sus dedos y su garganta.
Llenazo total en una sala, Los Clásicos, que se comporta como la que mejor sonido recoge de toda la ciudad. En ella, hasta hace bien poco, el mismo artista mes tras mes veía como cinco o diez personas, como mucho, acudían a sus Jam Sessions en las que en concierto personal se rodeaba de buenos músicos para expresar sus sentimientos en total improvisación que derivaban en noches mágicas llenas de buena música. Hasta lo recordó en el principio de su bolo, en el que también no tardó mucho en llamar la atención por el jaleo de gente hablando y hablando, cosa muy habitual en las plazas toledanas.
Julián Maeso se rodea de unos músicos excepcionales en su andadura en solitario, desde el bajista, Paco Cerezo, pasando por las percusiones de Antonio Pax, con Pere Mallen, el guitarra, que es un superdotado de las seis cuerdas, cosa que demostró con solvencia en las dos horas casi de concierto. El alma es cosa de Julián y el resto no da un paso si el maestro no lo dice. Todos lo miran, ansiosos para saber lo que va a ir pasando y eso hace que esa magia de la improvisación vuelva a cubrir el escenario dando mas calidad y autoría a lo que allí se desarrolla. Cual director con su batuta va indicando el camino con su teclado para que los temas lleguen a su fin con todo el poder que se merecen y que tienen, desplegando todos los sonidos posibles.
Se fueron desgranando uno a uno temas de sus dos publicaciones hasta ahora, tanto el “Dreams Are Gone” como su último trabajo “One Way Ticket to Saturn” mas poderoso en cuanto a melodía y ritmo y que le ha dado a Maeso ese punto de calidez e interpretación que a veces se quedaba en el camino en su primer trabajo, dejando de lado lo más blues para dar paso a sonidos mas rockeros, mas setenteros. Ha conseguido que todos los temas formen parte de el “todo” que es ahora su sonido, y que nos encanta, transportándonos a otra época y a otro punto de éste planeta. Me da lo mismo que sea con sus teclados o con la guitarra en la mano, sus sonidos evocan a ese sonido americano, ese rock setentero que a todo el mundo gusta. Julian Maeso es un incomprendido, la gente no le entiende. Eso es así y duele que los bisbales y compañía consigan lo que consiguen y éste tenga que ganarse la habichuelas día a día y concierto a concierto. Creo que la música es dura, pero no debería serlo tanto.
No voy a descubrir las virtudes del toledano y su trayectoria tan depurada en bandas como los “Blackbirds”, con los que volverá a tocar en el encuentro de la banda original el próximo 2 de Mayo, o los “Sunday Drivers", pasando por “Speak Low” o colaborando con “M-Clan” o “Quique González”. Lo que si que quiero descubrir es que Julian Maeso debe de estar mucho tiempo en la música y que además debería de ser buque insignia de nuestra música. Colaboraciones no faltaron en la puesta de largo en su ciudad, como la de su productor Sergi Fecé o del ex-dominguero Lyndon Parish interpretando uno de los últimos temas del recital.
Gran recital de más de dos horas entre sus amigos y conocidos, que no defraudó a nadie, demostrando por enésima vez que estamos ante un músico de los pies a la cabeza.
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