VIDA FESTIVAL 2017
Vilanova i La Geltrú, Del 29 de junio al 2 de julio de 2017.
Huele a mar. Todo el ambiente está salado y soleado, y no es solamente porque Vilanova i la Geltrú esté al lado del Mediterráneo, sino porque el Vida este año se ha sumergido y se ha metamorfoseado en un océano. Hay que apuntar, sin embargo, que este año el entorno del Vida Festival no se ha lucido de una forma tan impresionante como en la edición anterior, cuyo motivo estético giraba entorno a la natura geométrica como podréis ver en estas fotos. Pero es un mar de colores, con medusas, pescados y motivos azulados por todas partes, todo con una misma intención: sumergirnos al público junto con el festival, que nos convirtamos en un solo ambiente. Música, mar, gente, vida.
En Revistaindie empezamos, el jueves, yendo a ver a Les Sueques para recargarnos con su potente e inagotable energía para relajarnos con el folk del cantautor mallorquín Joan Miquel Oliver, compositor y guitarra de la mítica banda Antònia Font. Tampoco quisimos perdernos las jovencísimas promesas que son Alien Tango, cuya actitud no decayó en ningún momento pese a empezar con algunos problemas técnicos e hicieron bailar a todo el mundo con su show. ¡No podemos perderlos de vista!
Seguimos con el funk discotequero de los australianos Parcels. Su energía y su buen rollismo tal vez deberían haber ido después de la banda que los seguía, que bajó un poco los ánimos pero que llenó de euforia a todos sus fans: Phoenix. Aunque no pudieron poner toda la escenografía que llevaban (el fuerte viento hizo que les fuera imposible colgar un espejo que hacía que viéramos todo un espectáculo de luces que llevaban a sus pies, pero que pudimos ver en las pantallas), los franceses estallaron con la mayoría de sus hits desde el principio del concierto, con Lisztomania en el cuarto puesto. Sin embargo fue un concierto duro de escuchar. Cuanto más cerca estabas del escenario menos se oía al grupo, a todos los instrumentos y sobretodo a la voz, ya que los bajos se lo comían absolutamente todo y eso es algo que (aunque en menor mesura) se repitió todos los días en el escenario principal Estrella Damm. El remate de la noche lo dieron las mamarrachas de Las Bistecs con su electrodisgusting y sus temazos cargados de humor y mala leche, además del DJ Erol Alkan y su propuesta electrónica en el Estrella Damm y el genial King Cayman y su rock de garaje en La Cabana.
El segundo día empezaba más relajado, con la jovencísima y genial PAVVLA en el Vaixell, seguida de la divertida Lidia Damunt. Después nos acercábamos a La Cova a ver a La Iaia, que presentan nuevo trabajo recién salido del horno. Así pues, los de Vic nos deleitaron con muchos de los temas de “Tornar a ser u” (Right Here Right Now, 2017), aunque tal vez demasiados ya que no quedó a penas espacio para las canciones antiguas, que fueron las que animaron al público con mucha energía.
La energía crecía poco a poco el viernes, pero no decayó en ningún momento. Y es que fue una noche mágica, una noche estelar, marciana, la noche de David Bowie. Devendra Banhart y The Flaming Lips, ambos en el escenario principal, versionaron al genio venido de las estrellas. Cantaron “Sound and vision” y “Space Oddity” respectivamente, cada uno a su estilo. Devendra Banhart quiso dedicar el momento “a nuestro starman, a David” (pronunciado en español) y se llevó el tema totalmente a su terreno. The Flaming Lips, en cambio, fue la explosión. Wayne Coyne, metido en una gran bola de plástico transparente, se paseó por entre las cabezas del público al son del temazo de Bowie. Y es que la escenografía de la banda de Oklahoma es increíble, llena de confeti, unicornios, colores y muñecos varios; además de un visual psicodélico, casi de tripi. Fue un concierto cargado de magia. Magia que culminó con la vuelta al escenario de La Casa Azul, que llenaron el escenario de La Masia de pop de colores, deleitándonos incluso con un tema nuevo. El viernes la fiesta acababa con el DJ Set de John Talabot, por todo lo alto.
El sábado dábamos el pistoletazo de salida con Enric Montefusco, en un ataque de nostalgia de Standstill, que fue saciado con temas como “¿Por qué me llamas a estas horas?” y “Adelante, Bonaparte (I)”. Seguíamos con la espectacular Rosalía, la gran joven promesa del flamenco español, cuyo éxito quedó reflejado en la cantidad enorme de gente que se reunió en El Vaixell para verla a ella. En un escenario donde se había visto antes a Sílvia Pérez Cruz, quedó claro el relevo generacional. La energía que congrega y transmite Rosalía es espectacular, y así lo demostró en un ambiente que no hacía más que potenciarlo muchísimo.
Mishima fueron geniales, equilibrando a la perfección los viejos y los nuevos temas, dejando siempre un buen sabor de boca y sonrisas para todos los asistentes. El punto álgido de la noche fue para Fleet Foxes y su folk-rock que se fundía a la perfección con el ambiente que se respira en el Vida. Un visual de fondo que los oscurecía, dando más presencia a su música que a su existencia como músicos, disimulando así sus pocas interacciones con el público. Como contrapunto, Warpaint siguieron con un concierto plano hasta “Love is to Die”, tema que dedican a Jagwar Ma, que se prepara en el escenario de enfrente y con quien se saludan. El sábado acababa con FAVX y The Magician, con energía desbordada.
El domingo nos alejábamos de La Masia d’en Cabanyes para ir a la Daurada Beach Club, donde un Secret Show nos aguardaba. Josh Rouse aparecía con su guitarra y su música tan Vida Festival. Le siguieron Miqui Puig & ACP, que endulzaron el final del festival más envolvente de la península.
El Vida Festival no para de crecer año tras año. Que es un festival consagrado ya no queda duda, e incluso nos atreveríamos a decir que es uno de los mejores festivales (si no el mejor) que tenemos en este país. El Vida se acerca a su quinto aniversario, para el cual ya han confirmado a Nick Mulvey, sin repeticiones ni copias de carteles, remarcando su originalidad y su sello distintivo a cada edición, haciéndose más único con el paso del tiempo.